Ramón Moscardó |
He abierto las ventanas de nuestra casa
para dejar entrar el aire
con su brisa verde plátano:
como cada mañana hago,
se han colado pájaros negros
con sus alas rotas
que han tomado tu butaca
como soldados que regresan de una batalla.
No se me ha ocurrido otra cosa
que coser sus alas
y tratar de convencerlos
que este no era destino ni asilo de sicarios,
y me han hecho caso,
y se han ido,
al ocaso de otro cuerpo -estoy segura-
donde tampoco están invitados.
Elena
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