domingo, 20 de octubre de 2019

HACER DE LA NECESIDAD VIRTUD

 
Artista Christoher David White

El deterioro en la vejez es irreversible, el cuerpo tiene cada vez mayor dificultad para actuar lo que lleva al adulto a retirarse, a apartarse de la sociedad, a mirar al mundo con menos interés incluso con desdén, y no solo le aleja su debilidad también el propio mundo lo margina. Son varias las características  que aparecen con el envejecimiento, una de ellas es el miedo: miedo a enfermar, a caerse, a constiparse, a que le falte el dinero, miedo al abandono, a quedarse solo. Otra característica es la falta de curiosidad y la indiferencia con las cosas que le rodean. Se encierra más en sí mismo y se entrega con mayor frecuencia a rutinas y  hábitos viejos con los que sentirse seguro. Renuncia a lo nuevo porque lo nuevo le produce inseguridad, desazón y desconcierto. Cuentan que Kant era un hombre muy meticuloso, terriblemente disciplinado y predecible, hasta el punto de convertirse en un gran maniático, que hacía de su disciplina una religión. Cuando se renuncia al interés del descubrimiento y del cambio, se corre el peligro de convertirse en alguien así. La posibilidad de seguir aprendiendo, no solo intelectualmente si no también internamente, es necesaria. Muchos son los que en ese declive se refugian en creencias de tipo religioso, necesitan sentir que hay algo superior que da sentido a sus vidas y los protege, otros crean dependencias, necesitan la seguridad de los otros y buscan el refugio de la familia, cosa por otro lado natural. Una característica de la que poco se habla y menos se estudia es el dolor en la vejez, el sentimiento de vacío y soledad que sufren los más mayores. Cuando se llega a esta etapa de silencio forzoso, de obligada retirada,  hemos de aprender -y nunca dejar de hacerlo- a percibir y mirar con actitud positiva,  sentir de manera que más nos favorezca, para que como el buen vino, con los años,  no nos avinagremos y seamos gratificados con el sentimiento de que hemos sido los conductores de nuestra vida y lo queremos seguir siendo hasta el final del camino: vencidos sí, que decía  Cicerón, pero nunca destruidos. Reinterpretar las cosas y crear nuevos hábitos de conducta modifica nuestra biología y nos ayuda a sacar más y mejor partido a la vejez. Meditar, si nunca lo has intentado, es hora de hacerlo, beneficia la salud emocional y por lo tanto nuestro sistema nervioso, lo dota de paz y coherencia.
Hacer de la necesidad virtud, que decía Simone de Beauboir, en una actitud de valor y constancia. Vivir al final de la vida como un desafío: ese es el lema.

                                                                          Elena




4 comentarios:

  1. Muy interesante y sabio.
    Gracias Elena, por todo lo que aprendo de ti.

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  2. Y yo de ti y contigo. Estoy muy contenta de que sigas mi Blog, gracias querida amiga.
    Un abrazo fuerte

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  3. Muchísimas gracias por tan sabía reflexión, mereces publicar muchos escritos, este debería estar impreso y ser leído por todos.
    En serio, cada vez somos más longevos, pero no más felices a pesar de lo que digan los medios de comunicación.
    Otro abrazo, y reitero mi gratitud hacia ti
    Qué pases un bien fin de semana, Elena.

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  4. Gracias por tus comentarios y apreciaciones José, Buen fin de semana para ti también

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