ELLA FITZGERALD EN EL CIELO
Le rezaba a Dios,
le rezaba ardientemente,
para que hiciera de ella
una feliz chiquilla blanca.
Y si ya es tarde para esos cambios,
pues al menos. Mi Señor, mira cuanto peso
y quita de aquí como poco la mitad.
Pero el misericordioso Dios dijo No.
simplemente puso la mano en su
corazón,
le miró la garganta, le acarició la cabeza.
Y cuando todo haya pasado -añadió-,
me llenarás de júbilo viniendo a mí.
mi alegria negra, mi tonel cantarin.
Wislawa Szymborska
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