lunes, 20 de junio de 2016

EL TRÁNSITO DE LOS PUENTES

Puentes de plata para los que huyen,
puente de seda para nuestro encuentro.



Pero nadie transita por ninguno,
excepto la ansiedad y la tristeza,
cogidas de la mano y murmurando,
yendo y viniendo siempre, inagotables,
por ambos puentes y por nuestras vidas.

Amalia Bautista

sábado, 18 de junio de 2016

EL ARTE MERECE MIRADAS LIMPIAS

Un cuadro cobra vida ante la presencia de un espectador  sensible,  en  cuya  conciencia se desarrolla y crece.




Sin embargo, la reacción del espectador también puede ser letal. De ahí que el hecho de traer un cuadro al mundo constituya un arriesgado y cruel atrevimiento. ¿cuántas veces sufrirá daños permanentes a causa de las miradas de la gente vulgar o de la crueldad de los impotentes, que lo que más desean es trasladar su infelicidad a todo lo demás?

Mark Rothko

viernes, 17 de junio de 2016

QUE ALGUIEN ME ESPERE


Haiku

Quiero tu seno,
recogerme en tu vientre
nacer de nuevo.

Elena Larruy

NO PIERDAS PIE


Amadeo Modigliani


Cada día me digo, susurrando,

mantén el equilibrio, Todo acecha,

todo asusta, tu vida entera pende

de un frágil hilo y de un azar injusto.

Tu voluntad no puede demasiado.

No pierdas pié. Mantén el equilibrio.


Amalia Bautista

jueves, 16 de junio de 2016

AL MALTRATADOR EL MISMO TRATO



Este relato participa en el concurso de Relatos LOL I del Circulo de Escritores


Vivía como realquilada en el sótano de tu vida. El dinero y los negocios eran tus prioridades Julián, los únicos motores que movían tu despreciable vida. Pasabas por casa como quien va al gimnasio, despachabas tu maltrato conmigo y a continuación te ibas a relajar a la sauna, decías eliminar toxinas, yo creo que las soltabas todas encima de mí y de la gata. Ella era más indulgente que yo, soportaba tu ira por pura glotonería: limpiaba el plato de tu comida cuando no venías, que era casi cada día, y eso sí me tenía preocupada: su progresivo estado de obesidad.

Tu salud, había dejado de importarme, se resquebrajaba día a día y lejos de atender las advertencias del médico, lo sobornabas para que alterara tus informes: que absurda y ridícula idea, que hasta para engallarte y creerte tus propias mentiras pagabas un tributo. No permitías que nadie, ni amistades ni empleados te contradijeran y si lo hacían lo resolvías con chantajes y amenazas. Así eras tú Julián, déspota, maltratador, corrupto y sucio como un camión de basura.

No te imaginas lo feliz que me siento ahora que soy la única dueña de esta casa, de esta vida que nunca debió ser tuya, y hasta del puto mando: me viene a la cabeza el día que viendo una final del Barça me estampaste contra el plasma por cambiar de cadena al apoyarme sin querer en el mando. Se estropeó el sonido con la imagen de Messi congelada en el televisor, y la voz del locutor rallada repitiendo: pena, pena, pena. . . Endiabladamente furioso con los brazos en alto -por un momento pensé que me recogías del suelo ¡ingenua de mí!- tomaste la puerta y fuiste a casa del vecino a ver si había entrado el penalti de Messi. 

Todo lo que orbitaba en torno a tu figura lo sometías a las demandas y exigencias de un despotismo que no tenía nombre. Lo que sí tenía nombre, era tu enfermedad. Tu corazón se paraba, se iba debilitando, dejándote en estados catatónicos que cada vez eran más frecuentes y largos. Con el tiempo me fui acostumbrando y conforme se repetían las ausencias, rogaba a Santa Rita de Casia que se prolongaran más tus desmayos, porque era como si de repente una mano divina me sacara del sótano oscuro y volviera a respirar. Cuando despertabas, parecías resucitar de entre los muertos –que bien si te quedaras con ellos, pensaba yo. Te preocupaba que nadie viera la escena, tu vanidad no estaba para debilidades. Solo Amparo, nuestra asistenta, estaba al corriente y me ayudaba a resucitarte unas veces, y otras a rescatarme a mí de tus garras. 

En fin Julián que te puedo decir ahora que no supieras, decías que tu catalepsia era algo puntual, pasajero. Solo yo y Amparo sabíamos que llegaría el día en que “hartas” muy hartas de ti, te daríamos por muerto. Y ese día llegó, anunciamos tu muerte –aparente claro- y te lloramos y fingimos pena “tan acostumbrada me tenías al llanto que hasta me fue fácil” el médico venía con prisas, tenía una urgencia y nada más verte echo mano a su pluma y certificó tu defunción “yo diría que hasta con gusto”. 

En el bolsillo derecho de la americana llevas tu móvil Julián: ¡lástima, sin batería! ¡qué pena!

Descansa en paz: ¡que ya es hora!

Te gustará saber que he elegido el mausoleo de mármol más pesado que he encontrado, ¡Ah! y la caja es de ébano salvaje: como tú.

Aquí todos descansaremos en paz si ti. Haz tú lo mismo. 

Schhhssssssssssssss

Elena Larruy



miércoles, 15 de junio de 2016

CAJÓN DE HAIKUS DE AURELIO HUGUET






Cae al suelo,

como la flor herida,

la luz del día.



Suenan las flautas

del vendaval que aúlla

entre las cañas.

La mente inquieta

piensa, controla y corre;

exhausta queda.

La lengua bífida

no dice dos mentiras,

miente al cuadrado.

En sinfonía:

marrones, verdes y ocres,

notas de Otoño.
Atardecer,

brasa crepuscular

en el poniente.
Azul marino,

color de Costa Brava,

y el verde pino.
Ciertos políticos

mienten cuando respiran

o no respiran.
Tiempo y espacio,

en la visión del alma,

espejo falso.
La mente quieta

se llena de energía,

observa y crea.

¿Por qué será

que unida a la ignorancia

va la arrogancia?

En la vereda

álamos tiritando,

viento de otoño.

Me rindo al sueño,

sensación placentera,

sopor de siesta.

Tiempo es espacio

como el espacio es tiempo,

dijo el reloj.
Aunque me esfuerzo

no dice miau mi perro.

¡Qué desespero!
Blanco velero

surca, en viento invisible,

el mar azul.
Gorjeo de agua,

en cantarina fuente,

solaz deleite.
La vida en cuanto

te abandonas a  ella,

se te revela.
Mi ser se expande,

bóveda de silencio,

paz y sosiego.

Tic, tac,  dice el

reloj y el corazón:

amor, amor.
Tras la tormenta,

el cielo queda limpio,

recién lavado.

Mi gato Lucky

es mi mejor pareja,

nunca se queja.

Eres semilla,

proyecto de futuro,

chispa de vida.
Las olas rompen

en espumas de plata

sobre la arena.

Reclama el loro

su chocolate rico

a puro grito.

El trigo verde,

dormido y frío, espera...

la Primavera.

Vuelve de nuevo

todo lo que dejamos

sin resolver.
Sábanas blancas

arropan las montañas

en el invierno.

Coliflor de agua

en el huerto del cielo:

Cúmulo-Nimbo.


Con su blancura

ilumina la noche,

faro de Luna.

Se adorna el cuerpo

con floreadas telas

la Primavera.



Aurelio Huguet



martes, 14 de junio de 2016

CODO A CODO CON LA BELLEZA


EL SILENCIO DE LAS FLORES Y SU EXTRAORDINARIA BELLEZA,  CAPTADAS POR MI CÁMARA Y MI PACIENTE IMPACIENCIA POR INMORTALIZARLAS EN BONITAS INSTANTÁNEAS
ESPERO QUE OS GUSTEN 




























 




































































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