martes, 29 de diciembre de 2020

VIVIR ME GUSTA

 

Soy feliz por estas  manos que escriben,

que pasan páginas,

que sirven al amor.

 

Cambiante

como una veleta,

como un  paisaje en marcha

voy y vengo

por los caminos del mundo 

con un brasero encendido

bajo mi pecho.

 

Como todo humano

estoy hecha 

de retazos y de costuras,

de abrazos que me acunaron,

de tristezas que humedecen

y desconchan  las paredes

de este Edén humano

inhóspito

que habito.

 

Pese a todo desaliento,

se hacer compost

con los deshechos

y cultivo el amor.

 

         vivir me gusta

en esta intemperie,

ya me acostumbré

ahora que se quién soy:

corazón de ballena

ala de abeja, brizna, escombro, 

semilla, fruto, soplo

cúmulo nimbo

agua

arena...

Soy.

 

 Elena Larruy


sábado, 26 de diciembre de 2020

VERSIÓN CANSADA DE LA NAVIDAD

 


VERSIÓN CANSADA DE LA NAVIDAD 


 La Navidad presiona

en mi plexo,
un grueso nudo lo atraviesa.

Las familias divididas y rotas

a pedazos se cosen estos días

en torno a la mesa:

Faltan pocas horas
para la función.
Ya se encendieron las luces,
toca ser feliz,
comer pavo, 
polvorones y turrones, 
encender el árbol,
sonreír a la familia,
acordarse de los que ya no están,
Intercambiar palmadas, regalos y halagos.

Deshacer y atar lazos.
 
¡Las familias ya no son lo que eran!
dicen los más viejos.
Ni nosotros somos los mismos,
apostilla uno, con la boca llena, 
desde el fondo de la mesa.

El que cenaba a tu lado
ocupará un sitio, quizás, en otra mesa
en su lugar otra cara nueva sonreirá.

Pese a la alegría confitada
de estos días
con burbujas y foie:
no tengo paz
en este obligado momento.
Vacío está mi corazón
pero lleno mi plato,
sin otro apetito
que comerte a ti
cachito a cachito
y tenerte entre mis piernas 
para empezar por tu moflete
y acabar en tu oreja;
cuando con la mirada me buscas
y te pides mi falda
para quererme. 
Como un perro atento
ensalivo y babeo de gusto 
esperando que me llames
por mi nombre.
 -yaya. yaya. yaya-

Se me abre el apetito de quererte
fun fun fun
esto sí es la Navidad.  

Elena Larruy

domingo, 20 de diciembre de 2020

EL ETERNO INSATISFECHO

Obra de Andrew Salgado



Me pasa siempre, y duele, y confunde. Debe ser algo relacionado con la desesperación de vivir. Si estoy en Barcelona, me gustaría estar en Madrid.
Si estoy en Zaragoza, me gustaría estar en La Coruña. Si estoy en La Coruña, me gustaría estar en la cima del Aneto, comiendo setas venenosas bajo el cielo helado. Si voy al cine, en mitad de la película me entran unas ganas revolucionarias de estar en mi casa viendo la televisión. Si estoy sentado en el sofá viendo la televisión, me gustaría estar muerto y enterrado en el cementerio, contando los días que faltasen para la resurrección de la carne.

Todo me persigue, ciudades, cines, casas, cementerios. Si estoy con amigos, preferiría estar con amigas. Si estoy con amigas, me gustaría estar con enemigas. Si estoy con enemigas, me gustaría estar en casa durmiendo la siesta. Si me compro unos zapatos con cordones, en que salgo de la tienda y ando por la calle empiezo a envidiar a todos aquellos que llevan zapatos sin cordones. Y también me pasa con las camisas, las cazadoras, los pijamas, y las sandalias en el verano. Y también con las vidas: Si me pienso abogado, preferiría ser médico. Si médico, sacerdote. Si sacerdote, hombre casado y con siete hijos. Si casado, soltero. Si soltero, viudo muy apenado. Si viudo, monje. Si monje, matador de toros. Estés donde estés, no has acertado por completo. Siempre hay algo más barato y mejor por ahí. Siempre hay vistas desconocidas en el acantilado de la vida. Me está matando esto de vivir una sola vida. La gran muerte de vivir en una sola forma.

EL INMADURO de Manuel Vilas, extraído de su libro Resurrección.

viernes, 11 de diciembre de 2020

LILA, LA QUITA PENAS



Lila, «la quita penas»



En el rellano de mi escalera
vive Lila, puerta con puerta.
Apenas oye la mía 
su corazón  da un vuelco,
brinca, salta, me envuelve
con su locura
hasta hacerme suya.
Toma mi falda
como si de ella fuera.
La «quita penas»
vive al otro lado
con Adriana -su dueña-.
Me lame la cara
no dejo que haga y la riño,
entonces ella
va en busca de mi oreja.
Yo acaricio las suyas
y le rasco la barriga
-es con diferencia, lo que más le gusta-
Corren tiempos difíciles
para Adriana,
hace un par de años
que la primavera
no pasa por su casa.
Una pared separa su casa de la mía,
y un rellano, que atravieso cada día
para dejar un abrazo
y ponernos las dos al día.
Nos queremos
ella llora, yo más río
-pongamos que la vida 
está siendo  más generosa conmigo-
Lila insiste en reclamar para ella
mi abrazo, y claro está que lo consigue
mientras Adriana y yo nos contamos.
Cariñosa y lista como el hambre
"entiende idiomas"
"conoce todos las lenguas"
porque sabe que la quiero
busca mi boca.
Le explico
que no viene a cuento
tanta tontería
que apenas horas han pasado
desde la última vez que me viera,
pero ella no atiende a razones
cuando de si no son dueña,
la gobierna el corazón
lo mismo que a mi
me pasa con ella.

Adriana me cuenta
que Lila la consuela
le baja la fiebre
la hace reír sin ganas,
y sentir que no está sola;
es la que se acomoda a mi cintura en la cama
y me calienta en las frías noches
de este invierno tan largo,
la compañera leal
que vela y suspira por mi,
la mejor asistenta de mi corazón.

No hay llamada al orden
que contenga a la perrita,
que aquiete su entusiasmo,
así es Lila cuando está alegre y contenta.
Hay tardes cuando me ve
que no aguanta y se mea, 
entonces yo me enfado,
la riño y me pongo seria
muy seria, la dejo de hablar un rato.
¡Tuna ella!
me acerca la pelota en su boca
con las orejas gachas y su "cara de buena"
y me invita a jugar:
como no le hago caso
coge otro juguete
y me insiste
hasta que yo cedo,
y una vez más ella gana -por goleada-
Y es que el corazón de Lila
es ganador,
está entrenado para el amor.

Cuando mi amiga algún día
me pide que la saque de paseo
toma la correa y la pone en mi mano,
como el que dice: ¡ya es tiempo, vamos!
le digo que no   
que hemos de esperar. La «teje corazones»
tuerce el morro y la cabeza
me mira atenta
con sus ojos azabache
en medio de "una selva negra"
y espera que sea la hora. 
Mientras bajamos en el ascensor
la llamo guapa, preciosa
"eres mi luna" 
piropos corrientes
que a la «quita penas» le gustan,
porque mueve alegre su cola.

Lila desordena el corazón
de las personas,
lejos de ser un defecto, es un don:
los momentos grises
los colorea:
no sabe de tristezas
ni el dolor va con ella,
lo suyo es la alegría
la compañía, 
el jardín de su casa
donde Adriana se sienta cada mañana
a esperar que florezca para ella la primavera
y de nuevo regrese su Flor primera:
porque es tiempo de deshielo
porque a su corazón

ya le toca. 

Elena


martes, 1 de diciembre de 2020

MATERIA ECLÉCTICA

Te mando mi cariño Alena. Mujeres como tú le hacen falta a este mundo, recuérdalo cuando te sientas triste, herida, enferma en esta camisa estrecha que nos obligan a llevar, que tanto nos reduce y debilita. Este poema va dedicado a ti. Me siento orgullosa de mujeres como tú.

Úrsula K.Legin, Escritora

  

Soy feliz por estas  manos

que escriben, que pasan páginas

que sirven al amor.


Infinita y cambiante,

como un  paisaje en marcha,

voy y vengo por los caminos del mundo 

con una hoguera encendida en el pecho.


Como tú, estoy hecha 

de retazos y de costuras,

de amor, que sabe a albaricoque

madurado en el árbol:

de él  la flor que hila,

la rama que al aire teje

el drama del pétalo herido

en la hierba.


A pesar del frío, 

de la humedad de los tristes,

del desconche en las paredes

con meada de perro,

del debate político, del tráfico,

de la pesada hormigonera que arrastro,

                        vivir me gusta

en esta intemperie.


Corazón de ballena

ala de abeja, brizna, escombro, 

semilla, fruto, soplo

cúmulo nimbo.


Poeta, sí

poeta. 

Elena Larruy


sábado, 28 de noviembre de 2020

ASÍ SE CONSTRUYE EL HOMBRE


Pintura de Andrew Salgado

Nuestro verdadero Currículum Vítae, dice Félix Grande debería escribirse por las derrotas más que por la larga lista de éxitos y méritos académicos. La carta de presentación no deberían ser los logros obtenidos, ni los premios ganados ni las ediciones de libros vendidos. En nuestro rostro están  impresas  las noches sin dormir, los desvelos, las humillaciones recibidas, el esfuerzo, las renuncias, la cara del padre enterrado. Todo está ahí. La verdadera esencia de la hechura humana. Así su rostro, su gesto y su mirada. 

viernes, 20 de noviembre de 2020

ESTO ES AMOR


Louise Gluck



Un poema inspirado en otro de Louise Gluck,
Amor terrenal, de su libro Vita Nova




Las conveniencias del tiempo
los condenaron al fracaso,
exquisiteces comieron los primeros años,
al mundo aportaron tres hijos
cobijo y techo les dieron
alguna causa de peso
habría de tener toda esa farsa de:
"a-ti-me-uno-para-toda-la-vida"
"a-ciegas-me-la-juego-bajo-tu-techo".

Nosotros sin embargo
lo hicimos mejor,
lo nuestro no fue un convenio,
«lo nuestro era amor».

Unos y otros fuimos consagrados
en el altar de los sacrificios
de las mariposas que sueñan
ante un notario del cielo
y su escribano.

Los condenados del lazo
jurábamos todos lo mismo
en el mismo abismo eterno:
en el mismo libro

pura palabrería humana.

Ahora que sabemos
que la vida no iba en serio
podría decirse
que incluso la pena prometida valiera
que todo fuera crucial y humano
no importa si farsa, ilusión robada o engaño
para que unas mariposas consentidas
dieran lugar al feliz desenlace
de los años
cuando uno ya vivido
sabe
que quererse a uno
es condición indispensable
para entregarse
para amar
y ser amado

fuera de todo tiempo y artificio.

Elena Larruy



sábado, 14 de noviembre de 2020

AFORISMOS DE JESÚS AGUADO

La poesía es mucho más que un género literario. Se debe diferenciar entre poesía y poemas. Poesía es una forma de mirar el mundo; vemos, leemos, escuchamos  poesía en la naturaleza, en las caras, en los objetos, en la música, en una pintura... El poema puede ser o no valioso, edulcorado y timorato, pero es la buena poesía la que nos abre las puertas y tiende puentes hacia lo humano. Hay una necesidad de recibir palabras con las que entenderse, palabras que nos descubran y poder compartirlas con los otros. Tenemos verdadera necesidad de esa unión.
Aquí os dejo reflexiones y aforismos en torno a la poesía del gran poeta y maestro Jesús Aguado, extraídas de su libro HERIDAS QUE SE CURAN SOLAS. Deseo que os gusten.

           «La poesía es o debería ser una propuesta de felicidad universal» 

Marc Chagall



La poesía es la más completa caja de herramientas inventada por el ser humano para armarse una existencia bella y digna. Sirve para tantas cosas que a veces parece no sirve para nada. Es un diccionario, una madre, un destornillador, una caricia, una alfombra voladora, un interruptor: todo y nada, en efecto la nada que hace que todo tenga sentido, el vacío sobre el cual se sostiene el mundo. 


Las preguntas son por lo general fruto de la inteligencia y de la humanidad mientras que las respuestas son, con demasiada frecuencia, zancadillas que las teorías les hacen a las personas.

La tarea última de la poesía es rescatar las palabras de la irrelevancia, la insignificancia y la inexistencia donde las ha confinado nuestro mundo y devolverles su dignidad, su libertad y su sentido.

Aquí: Un latigazo este adverbio que hace correr, como caballos asustados, sustantivos, verbos, adjetivos, signos ortográficos y espacios en blanco, y que pone a temblar a lectores y poemas porque intuimos que ahí, "aquí", nos jugamos la vida.

Hay que tener una gran fuerza y mucha determinación para talar la gramática de los viles, para echar abajo su sintaxis de dominación, para hacer leña de sus palabras hipnóticamente engañosas.

Por cada poeta en activo hay tres o cuatro que han sido borrados de la pizarra, apartados a empujones de este infinito sendero de galaxias que se bifurcan, poetas a los que algo, alguien, lo que sea, ha robado los mapas y el astrolabio, el deseo y las ganas. 

A medida que uno avanza por ciertos libros le queda la sensación de que las palabras se evaporan, de que se van condensando a causa de un calor que ponen a medias el texto y el lector. Palabras que se fugan a su origen después de iluminarnos, palabras que desaparecen para dejarnos dormidos entre las sábanas de las páginas blancas. La razón de ser de cualquier poema.

Escribir es, o debería ser, negarse a aceptar las directrices del centro, exiliarse del centro, borrar el centro.

Cualquier escritor es una suerte de inmigrante: un mestizo que extrae de los sufrimientos que le provoca esa impertinencia a cualquier centro su fuerza expresiva, sus imágenes, sus ideas, sus temas o sus personajes. 

Llevarse bien con lo pequeño, con lo que pasa desapercibido, con lo que se esconde, con lo que vive ensimismado. Puro amor que acoja dentro de sí una a una, y con delicadeza, las piezas dispersas del gran puzle del universo. Pero no para recomponerlo sino para evitar que alguien o algo lo haga. 

es aquí abajo donde se encuentra lo más alto, que nunca lo es más que un niño, un palo, una raya en la arena, una rana, un gato, cualquier persona, cualquier objeto.

Llevarse bien con las palabras parea que se desentumezcan, se limpien, se cambien de ropa, se resignifiquen y se abran.  

Llevarse bien con la luz que camina saltando de sombra en sombra. Y con lo que se mueve cuando se queda quieto. Y con lo que es lo que es pero menos, sin darse importancia, casi a ragañadientes. 

La poesía más que nunca: para poner paz, para alimentarnos en medio de tanta miseria, para hacernos rama, araña, barro, avispas, para devolvernos al mundo y hacerlo palabra en nuestra boca.

Una vez desactivado el vértigo feroz desencadenado por un poema, descansar en el pequeño universo de lo cotidiano. Y al revés.

Lo que hace la buena poesía es salirse de las preguntas acerca de la realidad, zafarse, como por tanto, de la red de definiciones que los discursos le arrojan encima a uno constantemente; los discursos de la realidad son gladiadores incansables y la mejor manera de librarse de ellos será convirtiéndose en el albero del circo. 

Vivir atentos a lo que se borra, a lo que no dura, a lo que existe para desaparecer.

La poesía es vivir atento.

La poesía es no permitir que nuestra alma (y tampoco el alma del mundo) se evapore.

La poesía es felicidad o no es nada.



«A una isla desierta me llevaría tu libro de aforismos Jesús. Gracias»

                                                                                                                   Elena Larruy


miércoles, 4 de noviembre de 2020

NO ME FIO

 



NO ME FIO [2]


No me fío de los ocasos huyendo siempre con mi caja de pinturas.

No me fio de las sogas que no trenzan.

No me fio de los que quieren a medias, a calcetines a sudaderas de marca…

No me fio de los que dicen tenerla muy larga: no me fío un centímetro.

No me fio de la luz que arrojan los recibos de las eléctricas.

No me fío de los seguros a todo riesgo que no cubren las contingencias del corazón: ¡tan sensibles a ser dañados o robados...!

No me fío de “los mejores” «temporeros de las cumbres» cayendo de las torres más altas.

No me fío de los puentes, de los viaductos, de los rascacielos suicidas.

No me fío del que cuando viene no me encuentra, y cuando voy se ha ido.

No me fío del que nunca tiene tiempo y nunca se mueve de sí mismo.

No me fío del que para alejarse solo huye y no sabe quedarse quieto.

No me fío del que a todas horas pide perdón para seguir ofendiendo.

No me fio de los nombres predestinados a tener migrañas y jaquecas, como Dolores, o Armando, siempre a la gresca y aquellos que llamándose Amador siempre estén dispuestos a pasar la noche fuera.

No me fio de los que al pan llaman vino...y te invitan a su mesa.

No me fío de una cara que no me invita a quedarme.

No me fio de los sujetos brillantes con mala estrella.

No me fio de los torsos trenzados en los gimnasios.

No me fío de la gente edulcorada que me provoca caries.

No me fio de los que nunca se desmelenan. No me fío ni un pelo ni una pestaña.

No me fio de la soledad de los que se abandonan.

No me fio de los que adulan con exceso, en realidad están tomando tus medidas con dudosas intenciones

No me fío de los que dicen amar con locura. Me gustan los cuerdos que aman sin hipérboles ni ñoñerías.

No me fío del que teniendo solo da, y nunca las gracias, solo las espera.

No me fío de los que guardan lo inútil y no se deshacen de ello porque siempre lo tienen nuevo.

No me fío del que no se sabe mejorado, ni se lo exige, cada día que pasa.


                                      No me fío del amor sin dolor.

No me fio del dolor sin gozo.

                                                       No me fio de la alegría sin tristeza.


Ahora que todos llevamos puesta la mascarilla «No me fio de que en la mirada esté todo dicho».


                                                                                                                 Elena Larruy



Tema: VERDAD DE LA BUENA
 ALBERTO&GARCIA



viernes, 23 de octubre de 2020

EL PESIMISMO

 

Escultura de Fredrik Raddum


[2] El pesimismo es la sala de máquinas de la mala suerte.

Que acertadas palabras las de Benjamín Prado en esta sentencia. No hay nada que me guste menos que un pesimista. Huyo lejos cuando tengo uno cerca, confío en no coincidir con ningún "agonía" en vacaciones ni en ningún vuelo o evento.  

El cerebro es una estación emisora,  recibe y emite señales a través del pensamiento que se trasforman en acciones y hechos. Mucho se habla del poder mental para la sanación, poco de los efectos contrarios. Un pesimista se pasa el día llamando al mal tiempo y viendo el lado feo de las cosas. Al pesimista siempre le pasan cosas, y ninguna buena. ¿Por qué será?... Mientras  él se queja del viento, el optimista revisa las velas esperando que llegue.

El pesimismo conduce a la debilidad y el desgaste, el optimismo nos hace poderosos y saludables. También es verdad que tanto el optimismo como el pesimismo a veces son dos simples poses. Tampoco lo olvidemos.

Los pesimistas están  encantados con el mundo «que les da la razón». Para ellos todo son calamidades y males. ¡No se pierden ningún telediario! «Tiempos pasados fueron siempre mejores» tienen un empeño insistente en querer cambiar el mundo. En ellos no hay indicios de positivismo, es normal que las cosas les salgan mal, que se les llame gafes. La mayoría de pesimistas no ven la oportunidad que les ofrece una dificultad, ellos solo ven desgracia.  

José Saramago contaba no tener tiempo ni edad para el pesimismo: "Yo no soy pesimista ¡ya el mundo en sí es suficiente pésimo!" Yo siempre pensé que la vida del pesimista era muy corta, sin embargo no fue el caso del escritor argentino Ernesto Sabato: Algunos supondrán que, por mi manera de ser, propensa a la melancolía y el pesimismo, estos 90 años con los que cargo encima acabarán por desalentarme; sin embargo, es todo lo contrario. Se podría decir que fue un pesimista resistente, que seguro tenía cualidades en su personalidad que contrarrestaban el agravante pesimista. Algo parecido le pasaba a Berlanga, el director aragonés de cine, otro pesimista de catálogo ─según cuentan leyendas urbanas─, que compensaba su pesimismo con humor. La cosa no parece tan grabe. 

En fin y para bien, mejor no llamar al mal tiempo ni en las peores condiciones. Hay asuntos que no podemos cambiar, pero lo que sí podemos hacer es cambiarnos a nosotros: nuestro modo de pensar, nuestro modo de vivir, nuestra manera de actuar; Mejorarnos está en nuestras manos. ¿No os parece? 

Elena Larruy


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