jueves, 21 de mayo de 2020

CON UN LIBRO EN LAS MANOS NUNCA ESTÁS SOLO





Una ventaja de hacerse mayor es que es más difícil engañarse, nos volvemos "más sabios" -entre otras cosas-, también más callados, no solo porque el mundo nos pone una cremallera en la boca  y una fina capa transparente sino también por voluntad propia. Hay una frase de Ernest Hemingway que lo resume muy bien, dice: "se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar".

Estos días de confinamiento que estamos todos tan callados, sorprende asomarte a la calle y no escuchar el murmullo de la gente en la vía y en las terrazas de los bares, o el ruido de los motores de los coches rugiendo. Vivir esta paz me gusta. El cuerpo pide a menudo reposo, quietud para el alma; muchos pensaran que es tristeza, aburrimiento, hastío, pero no, no se trata de eso, es una necesidad del alma, que le pide  serenidad, quietud y expansión creativa.
Felizmente esta es mi experiencia, puedo decir que me he sentido más confinada en muchos otros momentos de mi vida, y por otras razones.



Artista Georg Paulí


Muchos somos los que buscamos la compañía de los libros que nos nutren y alimentan, que nos cuentan cosas que ya vivimos o aventuras que ni soñamos, sentimientos que  emergen, recuerdos del pasado -unos buenos otros enmohecidos-,  historias que nos hacen vibrar:  volver a la infancia con  relatos que nos transportan a otros mundos, conocimientos del vivir cotidiano, avances tecnológicos, científicos que nos enseñan, metodologías  neurolinguísticas: para cambiar malos hábitos, maneras sanas de nutrición, asuntos desclasificados, falsas verdades donde echar tierra encima, mundos paralelos, poesía, ensayo y tantas otras lecturas de la ciencia del conocimiento que engrandecen nuestro saber y nos ensancha la mente y el espíritu.



Imagen Fotomontaje Joan Margarit


El hombre que lee siempre está en condiciones de elegir y mejorar, de que la vida le sea más atractiva. Disfrutando del placer de la lectura contribuimos en hacer un mundo mejor, el hombre que lee no lleva armas en sus manos. La lectura como la música siempre son buenas compañeras.





Un día un comerciante empresario propietario de un negocio que conocí me contó, presumiendo, que nunca en su vida había leído un libro. "El, que era tan listo": cierto que lo era, y su olfato y maneras  le habían llevado a tener una pequeña empresa que le daba beneficios suficientes para permitirse ir de crucero una vez por año con sus palos de golf.  Era un hombre maduro y atractivo de esos  que seducen y van "a la caza de mujeres, a ver quién cae rendida a sus encantos". Cuando me dijo vanidoso que jamás había leído un libro, sentí una especie de vómito: ¿se puede ser más estúpido? -pensé- presumir de no haber leído nunca un libro. Jamás me relacionaría con un hombre tan pobre. Conozco muchos casos de gente no instruida, con escasos conocimientos culturales, que son muy inteligentes, y lo son más aun por su humildad y humanidad, también por su naturalidad. De haber tenido oportunidades, que no tuvieron, seguramente ocuparían hoy otro lugar en la escala social, que tampoco los haría más importantes pero si más libres para elegir, y seguramente más felices. Este hombre plegado de mente y de alas, crecido solo en su vanidad, no sabe lo que se perdió, se quedó sin probar el alcance de su vuelo, nunca sabrá hasta donde le habría  llevado el conocimiento de los libros que nunca leyó. Dice Jesús Quintero de estas personas que son las peores porque en la mayoría de casos han tenido acceso a la educación.






No tuve de niña la fortuna de disfrutar de la lectura, así que los libros y yo nos fuimos conociendo muy poco a poco, hoy son fieles aliados y grandes amigos. En ellos encuentro las respuestas que siempre ando buscando, nunca me defraudan. Siento por esos libros y sus autores constante gratitud.





Estos días  he reforzado la idea de insistir en mi nieta de trece años que se esfuerce más por la lectura, no solo por lo que las materias del curso le  exigen, o por las lecturas que más le gustan, y que son pocas, también por todas aquellas por las que siente curiosidad. Leer ayuda a concentrarse, ensancha la mente, crea hábitos y siempre pide más. Envidio a los niños lectores que para su cumpleaños o en Navidad piden libros. Una persona lectora siempre llega más lejos y no me refiero solo a competencias profesionales o de índole económico, me refiero a la libertad que proporciona el conocimiento, en todos los sentidos: nos quita miedos, nos hace viajar, rompe barreras, crea futuro, nos da criterio, nos cuestiona, nos plantea  dudas, nos ilustra con infinitos datos, nos aclara y da luz.






Hay por otra parte muchas maneras de leer: lectores compulsivos que evacuan la lectura en dos minutos, los hay devoradores de historias y de bestsellers, los estudiosos, los literarios, los que disfrutan hasta con la tapa de la portada, la encuadernación, la traducción si es el caso, como no con la narrativa, las tramas, hasta con el prólogo, el tipo de letra, estos son los que aman de verdad los libros y la lectura -una especie "rara" en extinción-.






Cuando acabamos de leer un buen libro igual que pasa cuando regresamos de un viaje ya no somos los mismos. ¿No os parece apasionante?





Animo a niños y  adultos a crear hábitos saludables de lectura, a insistir en los adolescentes. La lectura es el mejor regalo que podemos hacer a nuestros hijos. Animo a los más jóvenes a que se esfuercen en desviar la atención de las redes sociales insulsas y pacatas. Me desarma la superficialidad de tantas mentes poderosas, inteligentes y sensibles expuestas a tanta vulgaridad; corren serio peligro de volverse idiotas de remate y de repetición. ¿No pensáis lo mismo?.

CITAS


“Cuando oigo que un hombre tiene el hábito de la lectura, estoy predispuesto a pensar bien de él”. Nicolás de Avellaneda


“El estudio ha sido para mí el principal remedio contra las preocupaciones de la vida; no habiendo tenido nunca un disgusto que no me haya pasado después de una hora de lectura”.
Montesquieu


“El libro es fuerza, es valor, es poder, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor". Rubén Darío


“He buscado el sosiego en todas partes, y sólo lo he encontrado sentado en un rincón apartado, con un libro en las manos". Thomas De Kempis


“Libros, caminos y días dan al hombre sabiduría”. Proverbio árabe


martes, 19 de mayo de 2020

PASADOS LOS CUARENTA



Artista Willian Stott



NO VOLVERÉ A SER JOVEN


Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde ­
como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos ­
envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.


Jaime Gil de Vietna



Poesía recitada por GONZALO DE CASTRO






sábado, 16 de mayo de 2020

LOS BESOS DE GABRIELA MISTRAL




Los besos que pronto daremos, los que no dimos, los que se llevó el viento volados, los que whatssapeamos y quedaron retenidos, los que guardamos en la reserva, como se guarda el buen vino: todos serán dados, muy pronto...casi todos serán recibidos. 


Aquí os dejo los de Gabriela Mistral   



BESOS

Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.

Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.

Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.

Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.

Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.

Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.

Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.

¿Te acuerdas del primero…? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse de lágrimas tus ojos.

¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos… vibró un beso,
y qué viste después…? Sangre en mis labios.

Yo te enseñe a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Gabriela Mistral

Gabriela Mistral nació en Vicuña, Chile, el 7 de abril de 1889.
Poetisa, pedagoga, diplomática y feminista.
En el año 1945 le concedieron el Premio Nobel de Literatura, siendo la primera persona de América Latina en obtenerlo.
Murió el 10 de Enero de 1957 en Nueva York









lunes, 11 de mayo de 2020

CON LUZ DE PRIMAVERA





CON LUZ DE PRIMAVERA


En los caminos sin luz
donde perdemos la alegría
y la estrella que nos guía,
creemos morir de repente.

Un cuerpo helado
busca el abrigo
en el calor amigo
de un  abrazo confinado.

Al otro lado del hilo,
otros cuerpos tiritan,                     
rastrean la lumbre
que los desvista
del frío y de rocíos.

Perezosos los ojos,
en un desierto sin vistas,
piden parques amarillos
vuelos de gaviotas
fuentes cantarinas.

En todas las pisadas
huellas de vacíos
se adivinan,
corazones sin pulso
esperanzas bajo tierra
alegrías prohibidas.

Mas la  tristeza
     es natural y pasajera,
no es de dolor que está hecha
ni tan siquiera de materia:
Es un estado inerte
que se asienta
tras la hoguera.

Nacerá de sus cenizas
la alegría en primavera,
como el ave destruida
que siempre se reinventa.

En la ofrenda de su vuelo:
flores, alas, cantos y risas
y como hace con el  árbol,
en el alma dejará el fruto
donde se pose el pájaro,
a retomar su canto.

Elena Larruy




Con las alas al viento...


jueves, 7 de mayo de 2020

EL TÊTE A TÊTE DE LA POESÍA


Joseph Brodsky


Si el arte enseña algo (y al artista en primer lugar), es justamente la particularidad de la existencia humana. Siendo la más antigua – y la más literal – forma de empresa particular, el arte voluntaria o involuntariamente incentiva en la persona justamente su sensación de individualidad, unicidad, privacidad, transformándola de un animal social a una persona. Muchas cosas pueden ser compartidas: pan, lecho, convicciones, amada; pero jamás un poema de Reiner Maria Rilke, por ejemplo. Una obra de arte, la literatura sobre todo, y la poesía en particular, se dirige a una persona tête-a-tête estableciendo con ella relaciones directas, sin intermediarios. Exactamente por eso los defensores del bien común, líderes de las masas, voceros de la necesidad histórica sienten tanta antipatía hacia el arte en general, la literatura sobre todo, y la poesía en particular. Porque por donde pasó el arte, donde fue recitado un poema, ellos encuentran en lugar de una esperada aceptación y unanimidad, la indiferencia y las discrepancias, y en lugar de disposición para actuar, el descuido y la repugnancia. En otras palabras, a los ceros con los cuales los defensores del bien común y los líderes de las masas pretenden operar, el arte agrega su “punto-punto-coma-menos”, convirtiendo así a cada cero en una carita no necesariamente atractiva, pero siempre humana.


Fragmento del Discurso de aceptación del Premio Novel de Literatura de Joseph Brodsky en 1987




Cuanta más poesía leemos, más aborrecible nos resulta cualquier tipo de verborrea, tanto en el discurso político o filosófico, como en los estudios históricos y sociales, o en el arte de la ficción. El buen estilo en prosa es siempre rehén de la precisión, de la rapidez y de la lacónica intensidad de la dicción poética.


sábado, 2 de mayo de 2020

JOAN MARGARIT Y LA DIGNIDAD


Joan Margarit

De él se cuenta que su poesía es la más fiel representación de sí mismo. Un retrato según los amigos. Arquitecto de profesión y catedrático de la UPC, defiende que la poesía, como es en su oficio, requiere estructuras sólidas, de ahí la  precisión y el cuidadoso hacer de sus letras.  Él dice de los fieles de la poesía que más que lectores son intérpretes y que eso explica por qué hay tan pocos adeptos.
La poesía de Margarit es abrigo, y refugio donde retirarse estos días de confinamiento con el Covid19,  no tanto por la realidad televisada de los hechos como por la falsedad y manipulación de los mismos. Un baño de dignidad y lucidez humana, ¡tan necesarias!: eso es su poesía.     
El pasado mes de Noviembre el ministerio de cultura le concedió el merecido Premio Cervantes de las letras 2019, máximo galardón de las letras en castellano, cuya entrega prevista para el 23 de abril, -díada de Sant Jordi en Catalunya- no fue posible.
Tiene el mérito Margarit,  de hermanar en su obra dos lenguas, la castellana y la catalana. Toda su poesía, o casi toda, ha sido escrita en los dos idiomas:  no traducida, como él aclara. Y lo ha hecho así con determinación y valentía, no solo por el contexto histórico que vivió sino por convencimiento y  sentimiento;  dice amar las dos lenguas, la materna y la de sus vivencias. Con ese compromiso de respeto hacia sí mismo y de pensamiento universal, crea cimientos culturales sólidos y valores colaborativos y no enfrentados, haciendo un gran favor a la literatura y a los seres humanos en general.
Personas con su talante y conocimiento dan sentido y engrandecen la vida de muchas otras,  y las animan  en el empeño de mejorarla: la propia y la de la comunidad del mundo dónde viven, no importa donde.
He intentado por todo ello agradecerle con palabras mi admiración y gratitud, pero no ha sido posible. Desde aquí mi humilde homenaje y cariño. Gracias poeta Joan Margarit, gracias por tu amor a la poesía,  por tu sensibilidad y tu talento, por tu dedicación.
Tengo todos tus poemas, donde pienso pasar muchas horas en tu compañía.
                                                                                                                                                                                                                         Elena Larruy




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Playa desierta, graznan solitarias
las gaviotas, y tú corres al alba,
minúscula figura de un gran friso.
Las olas dejan, cuando se retiran,
velos de agua brillantes como espejos.
Tus pies los rompen, y la huella
vuelve a borrarla el mar, ya convcertido
en borroso recuerdo que te sigue,
diciéndote: aquí fuiste feliz.
El tiempo es una playa donde, con la distancia,
menguas hacia el final del gran arco de arena.
Sin pasado, iría  tras de ti.
por la costa de hoteles que cierran en otoño.
Quizá están escuchando nuestros sueños,
como gaviotas en el temporal.
Aléjate, amor mío, por la orilla
de este mar gris, gastado, que hemos sido.



LA ESPERA

Te están echando en falta tantas cosas.
Así llenan los días
instantes hechos de esperar tus manos,
de echar de menos tus pequeñas manos,
que cogieron las mías tantas veces.
Hemos de acostumbramos a tu ausencia.
Ya ha pasado un verano sin tus ojos
y el mar también habrá de acostumbrarse.
Tu calle, aún durante mucho tiempo,
esperará, delante de tu puerta,
con paciencia, tus pasos.
No se cansará nunca de esperar:
nadie sabe esperar como una calle.
Y a mí me colma esta voluntad
de que me toques y de que me mires,
de que me digas qué hago con mi vida,
mientras los días van, con lluvia o cielo azul,
organizando ya la soledad.


RECONCILIACIONES

Los años ya no pueden aproximarme a ti
y las costumbre que nos desconocen
nos vuelven cada día más extraños.
No yendo a parte alguna, nos alejamos siempre.
La muerte no resuelve este misterio.
A pesar de lo que hay en cada uno
que se encuentra más lejos cada día,
te propongo volver a cruzar juntos
una enojosa vida cotidiana.
Porque el invierno de las nuevas viñas,
el invierno del sol reluciente en la escarcha,
del fuego reflejado en los cristales,
el invierno rojizo del sembrado,
no es mal lugar para acabar el viaje.


NO ESTABA LEJOS, NO ERA DIFÍCIL

Ha llegado este tiempo
cuando ya no hace daño la vida que se pierde,
cuando ya la lujuria es tan sólo
una lámpara inútil, y la envidia se olvida.
Es un tiempo de pérdidas prudentes, necesarias,
y no es un tiempo de llegar
sino de irse. El amor, ahora,
por fin coincide con la inteligencia.
No estaba lejos,
no era difícil. Es un tiempo
que no me deja más que el horizonte
como medida de la soledad.
Un tiempo de tristeza protectora.




Aquí dejo la dirección de su web, -muy recomendable, por cierto-, donde podréis encontrar un amplio repertorio de su trabajo, en diferentes formatos, y conocer a fondo al autor:

viernes, 24 de abril de 2020

FALACES Y FALSAS MANIOBRAS

A propósito de los actores políticos del acontecimiento  Covid19  dejo un fragmento poético del gran poeta, ensayista venezolano Rafael Cadenas, premio, entre otros de prestigio, del Reina Sofía de Poesía latinoamericana 2018, extraído de su obra FALSAS MANIOBRAS de 1966 

Artista Rafal Olbinsky


DIFICULTAD

El actor destruye todo lo que pueda reflejarlo. En vez de la vía directa prefiere el interminable rodeo. Vive entre dilaciones, aguzando su capacidad de perder de vista, pasando por alto, mirando oblicuamente, escondiendo pruebas, alterando los hechos, elaborando versiones, poniéndole a todo su oscura sal.

¿Y si los echamos a todos?


sábado, 18 de abril de 2020

DE LA INOCENCIA A LA CULPA




DE LA INOCENCIA A LA CULPA

Desobedecía a escondidas,
con la terca inocencia
del que no tiene argumento
que lo libre del castigo,
        con el afinado instinto
del que atiende las señales
que dan en lo cierto.

Cuando cumplí los siete años
me obligaron a aprender
el catecismo
para recibir a Cristo:
           ¡si yo ya lo tenía!:
andaba por mis adentros
como Pedro por su casa,
     -pero ellos, no lo sabían-.

Desobedecía así de niña,
cuando a confesar los pecados
me mandaban, y yo
me escapaba de la fila,
me escondía tras las puertas:
        porque  no mataba
ni robaba, ni mentía
ni incumplía los preceptos
de La Santa Madre Iglesia:
a mi padre ya lo honraba
y madre
     ya tenía.

El noveno mandamiento
¡debía ser muy malo!
a saber: ¿la lujuria?.
un pecado de mayores:
                         me decía.

Al salir del colegio
algunos días,
me compraba en El Cubano
chicles Bazoka,
chufas y pipas
que escondía en la cartera
por si fuera pecado.

Nunca creí en el infierno.
Para el cielo no tenía edad
ni preguntas.
Me quedó grabada la culpa
como señal de la iglesia
como marcan al ganado
para saber que tiene dueño.

Me robaron la sonrisa.
Fui antes que adulta
penitente.

Así de gris y constreñida
en mi uniforme estrecho
crecí de niña,
           aún me parece a veces
que lo llevo puesto.

Elena Larruy



martes, 14 de abril de 2020

ESTOS DÍAS DE INTERMEDIO







Las voces de afuera me sacan de mi encierro, me asomo a la terraza con la cabeza de estar por casa y me encuentro una calle vacía de almas: ni un coche, ni una alarma, no se mueve ni una hoja. En la ante sala de la escena el murmullo de la gente en los balcones fumando, hablando por teléfono con la familia, con los amigos. Entre balcón y terraza también se escuchan, se cuentan anécdotas, se pasan recetas: que ya no encuentran levadura en el súper, que en la farmacia no hay mascarillas... Desde mi casa no se observa ningún drama, la gente relajada, en un receso, como cuando paras en la autopista en el área de servicio a tomarte un descanso. No es mi caso, pero pienso en todos esos oficios, los más explotados, que pone a sus trabajadores a descansar en sus casas, me alegro por ellos: los camareros, los panaderos, los empleados del metro... con el deseo que no tenga graves consecuencias su ya precaria economía.
Unos llevan puesto el delantal, otros van en chándal, los hay que en pijama, los que más ropa cómoda de estar por casa, y los viejos:  cada día con la misma bata. Justo en frente de la mía hay uno sentado en su silla, con una mantita en las piernas,  que toma el sol por las  mañanas, impertérrito y tedioso, me pregunto si será su casa o la de una hija, porque cada tarde a las ocho veo una señora de mi edad aplaudiendo en la terraza. También pongo cara a la señora que cuida a mi vecino Calderón, el que vive justo debajo, es curioso y chocante ver como esta retirada forzosa, lejos de aislarnos, nos pone a todos caras. 

Qué triste visión la del anciano muriendo en una silla, peor la del que muere solo en una residencia, imagino. Veo también, en el tercero de enfrente, a una madre y dos niños, jugar a las cartas, mientras escucho tocar un saxo, es el hijo de los del ático, me dice la vecina del rellano, con la que juego al rummy y charlamos algunas tardes. A la que le cuento que me creo la mitad de todo esto que está pasando y que nos cuentan, que las causas son varias, que escuchamos muchas mentiras, que la alarma no es tal, que si no reaccionamos a tiempo las señales serán cada vez más fuertes. 

Ya casi es medio día, quiero tomar del sol su vitamina, me remango, me cojo una coleta y el libro  y me siento en mi sillón  a pasar el tiempo que queda hasta la comida. Hoy no hice bicicleta: mañana será otro día. Hay días que me preparo un vermouth con unas aceitunas, los festivos, ya llevamos un mes de retiro; me sienta bien, estoy  a gusto, disfruto del murmullo de fondo,  voces que se mezclan con el piar de los pájaros que salen de sus nidos y las primeras notas de olor de la primavera, me parece estar en el balcón de mi pueblo, hace unos años, cuando iba a visitar a la familia y escuchaba desde la terraza de la plaza el ruido alegre y festivo de la gente saliendo de misa de doce, cuando se sentaban a tomar una caña y petaban la charrada. Tampoco habían coches ni más ruido que no fueran  las risas vecinales de una mañana festiva. 

Cuando llega la primavera abrimos las ventanas para que salga el aire viciado del invierno y limpie nuestra casa. Así yo abro el corazón para que se ventile. Me parece tan extraño todo lo que está sucediendo estos días, que no llego a la raíz del asunto con tanta interferencia, eso sí,  disfruto del silencio del momento, cierro los ojos y me escucho más clara.  Ayer oí decir a alguien que era un tiempo de "intermedio" de descanso, así lo vivo. Me dejo envolver por el calorcito suave de los primeros rayos de primavera que ya está aquí, la siento. No tengo miedo de esta travesía, media verdad, media mentira y media, no tengo, por fortuna, en mi familia ningún afectado, ni me siento como un cervatillo asustado.

Ahora viene cuando nos quitamos la ropa y somos más nosotros,  salimos afuera y saludamos al día, a los vecinos y agradecemos a los sanitarios, a los municipales, y nos sentimos bien por el gesto, y satisfechos volvemos para adentro a seguir ordenando nuestros armarios y nuestras vidas, quiero pensar que estamos todos en ello, que no solo estamos por contestar al amigo que nos envió un vídeo gracioso. Qué manera tan extraña tenemos en este tiempo de encierro de relacionarnos, de mirarnos, de besarnos sin tocarnos; de relajarnos.
Por las noches con las luces encendidas, sin que nadie eche las cortinas, vemos el vivir natural de los otros en sus casas, haciendo las mismas cosas y nos sorprende ver que no son tan extraños: miran la tele, se levantan a la nevera, van al baño descalzos,  hojean  una revista, contestan el whatsapp. Por cierto las televisiones cada vez son más grandes, como pantallas de cine.
Todos somos lo mismo en diferente cuerpo, en diferente casa, estos días hasta parecemos que somos hermanos.
Me acuerdo de la gente que nos deja, que se van sin despedirse de los hijos, no todos mueren de lo mismo,  no todos mueren por el virus, también hay amigos que se han ido por otras causas, de los que no nos despedimos. Nadie debería irse así. A nadie ha dejado indiferente esta experiencia de confinamiento, un antes y un después se nos viene encima, con muchos frentes a resolver, con cambios en nuestra manera de pensar  y actuar, a poder ser distanciados de la información que nos trasmiten los medios y beber de fuentes más fiables. Esa es mi conclusión por todo lo que llevo observado. Me gustaría decir lo contrario, estoy expectante por ver qué sucede y cómo transcurre este tiempo de pruebas y oportunidades, pero no tengo mucha esperanza, la verdad,  en que el futuro sea más trasparente y justo. Que por mí no sea.

Elena Larruy





viernes, 10 de abril de 2020

TIEMPO DE RETIRADA CON PESSOA


Fernando Pessoa - Obra de Antonio Faria





Cuando llegue la primavera

si ya me he muerto,
las flores florecerán de la misma manera
y los árboles no serán menos verdes que
la primavera pasada.
La realidad no precisa de mí.
Siento una alegría enorme
al pensar que mi muerte no tiene importancia ninguna.
Si supiese que iba a morirme mañana
y la primavera iba a llegar pasado mañana,
me moriría contento, porque ella llegaría pasado mañana.
Si ése es su tiempo, ¿cuándo había de venir sino en su tiempo?
Me gusta que todo sea real y que todo esté bien;
y me gusta porque sería así aunque no me gustase.
Por eso, si me muero ahora, muero contento,
porque todo es real y todo está bien.
Podéis rezar en latín sobre mi féretro si queréis.
Podéis bailar y cantar a su alrededor, si queréis.
No tengo preferencias para cuando ya no se pueda
tener preferencias.
Lo que sea, cuando sea, es lo que será lo que es.
Si, después de morir, quisieran escribir mi biografía
No hay nada más sencillo.
Tiene sólo dos fechas: la de mi nacimiento
y la de mi muerte.



Tengo tanto sentimiento

que es frecuente persuadirme
de que soy sentimental,
mas reconozco, al medirme,
que todo esto es pensamiento
que yo no sentí al final.

Tenemos, quienes vivimos,
una vida que es vivida
y otra vida que es pensada,
y la única en que existimos
es la que está dividida
entre la cierta y la errada.

Mas a cuál de verdadera
o errada el nombre conviene
nadie lo sabrá explicar;
y vivimos de manera
que la vida que uno tiene
es la que él se ha de pensar.



Nada queda de nada. Nada somos.

Nada queda de nada. Nada somos.
Al sol y al aire libre, un poco, nos atrasamos
Por lo irrespirable de la tiniebla que pesa sobre nosotros,
Por lo húmedo de esta tierra impuesta.
Cadáveres aplazados que procrean.
Leyes decretadas, estatuas vistas, odas ya escritas.
Todo tiene su color. Si nosotros, carne
Al que un íntimo sol brinda sangre, tendremos
Un ocaso, ¿por qué no ellas?
Somos cuentos contando cuentos, nada.





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