lunes, 3 de junio de 2019

SI EL CORAZÓN NO LO EMPUJA NO HAY POEMA

Diana Bellesi



¿Más bella o más plena

esta rosa de mayo
última en el bastión
previo a las heladas?
Así me veo
Rojo aduraznado,
cuajada en el aire
como una dama que celebra
el final.




Diana Bellesi, poeta, traductora y ensayista, nace en Santa Fé, Argentina en 1946. Hija de humildes emigrantes italianos trabajadores del campo. Escribe sus primeros poemas con 13 años y este descubrimiento le lleva a estudiar filosofía. Apenas terminada la carrera viaja durante seis años por todo el continente sudamericano; lo curioso del viaje es que lo hace andando y trabajando en cualquier trabajo que le diera sustento para continuar su aventura.
Está considerada en su país como maestra y gran referente para las generaciones nuevas de jóvenes poetas con los que colabora y enseña en talleres de formación. Impartió clases de redacción en distintas cárceles. Se define con un perfil claramente feminista. La docencia, los viajes y la poesía dicen ser sus tres pasiones. También cuenta que escribe solo aquello que siente y experimenta.

Ha sido galardonada con muchos premios literarios, destacando el Premio Nacional de Poesía Argentina 2011 por Tener lo que se tiene (obra reunida) y otro de la máxima distinción, el que otorga La Feria del Libro de Buenos Aires.

Ha editado más de 25 poemarios. Su obra puede ser reconocida a simple vista por su singular voz de dicción brillante. Su poesía creó un lenguaje propio sobre el paisaje, un lenguaje de afecto hacia los animales, las plantas, el agua, los habitantes del delta donde vivía en Zavalla.

En la poesía de Diana Bellesi hay ofrenda y celebración de las pequeñas revelaciones que se repiten sobre la huella de la conciencia humana. Pura emoción que llamea y se enfría para volver a encenderse. Fondo y forma en movimiento fugaz bajo el tambor del corazón. Su corazón de vanguardia le viene de ser retaguardia, vigía del fondo, atenta a lo que se deshecha, a lo inútil porqué allí se alza para ella lo que siente como una epifanía. Ella lo sostiene y lo impulsa de nuevo. A través de su voz discurre la vida como en un cedazo donde rescata las pequeñas astillas de todo aquello que se revela. Atención y artesanía. Las tareas de esta gran poeta: desatarse de lo aprendido que previamente debe aprenderse y disminuir así los ecos de las voces altas para dejar oír la pequeña voz del mundo.




Si el corazón no lo empuja no hay poema.
Diana Bellesi



EXIGIR AL CORAZÓN ESTARSE QUIETO


A punto de apresar una certeza
se vuelven ceniza
imagen e idea. La pregunta apela
en aquello que la origina
hallar respuesta
El mundo entero de las formas
expresa
un plan y gloria
aciertos en la fuente donde
chopos de la vida y
la muerte
tejen agua
Todo expresa
y es labor de la conciencia
hallar sentido
hasta que ella
se pregunta por sí
Atado a su imagen
Dios es joven
mirándose en la fuente
La creación visible
le devuelve
identidad. ¿Somos fragmentos
de su conciencia desplazados en la vacuidad?
Sujetos al tiempo
como una piedra que cae
al estanque y quiebra
continuidad de la imagen. Fragmentos
sin pies ni cabeza. A punto de apresar
una certeza
se destruyen en el agua
imagen e idea. Otra posición
inaugura el espejo. Exige al
corazón estarse quieto. Pobre timonel
que busca en el actuar
los mares de aceite donde
verse entero. El anhelo le da ser
y su ser el remolino que produce
una piedra al caer
sobre el espejo de la imagen
completa.



DÍA DEL PERDÓN


De todas las cosas que me han pasado en esta vida 
son las inocentes las que recuerdo con hondura
y más mientras los años a disparada como potros
en una estela de polvo también pasan y pasan, 
pero el vicio nunca acaba de andar así ensuciando
esa claridad solita que viene por encanto
y por gualicho bruto se va de andar pensando fiero
o pensando mal de esto o de aquello y sobre todo
de la siempre linda inocencia franca para darle
a los demás y más aún de la que tienen los otros
o ganas de tenerlas de seguro como yo, 
dar y recibir así de ida y vuelta y natural 
si miramos bien las cosas qué fácil es perderse
en belleza inocente que no calcula porque ve
solamente hondura o ese espesor de la vida único
al hacer las cuentas donde es llamado el instante
que no nos dio cosa ninguna más que el alma entera
y sabionda de saber nada se lleva y sólo fue
ganar fue seguir en la montura sutil del viento




GOLPE DE ESTADO


Un jardín proporciona mayor certidumbre
 que cualquier sistema filosófico
Ernst Jünger

Muestra el hueco, la cuenca vacía donde ahora
reposa en dorada esmeralda
el iris impreso del globo, la mirada
Muestra la mandíbula
una carcajada fósil, lejos del tumulto
risible de la vida que la desata
Muestra su quietud
a la otra mitad en movimiento: el embate
vivo de la cara. Intenta anticipar
aquello que siempre golpea por sorpresa
Se demora. Se le hace que hablará
a su otra mitad la calavera
Busca restituir
la nacarada fruta de la carne en su media cara
Recuerda un bolero un mapa de
tropical islands. Calavera no llora ni mama
Reclama una ilusión: la fiera o el pasto de las
fieras. Una retórica salvaje exige
enemigos a la vista, higos manando
la dulzura de su leche en medio del verano
El ideal rotundo de la muerte, transformación
cambio-ácaros, hongos y babosas modificando
los canteros desordenados- o una imagen que niega
en su belleza inmodificada
la existencia del jardín. Borrar
la muerte o actuarla no es nunca su anticipo:
aquél, vídeo clip sin sentido
de la ofensa. Pequeña y patética
muestra
el hueco, la cuenca vacía donde ahora el iris resalta
la belleza siempre condenada y que siempre
otra forma delata



Si todo orden
es aleatorio, me sujeto
a éste, aunque precario
eterno en mi mirada:
Belleza bárbara
del matorral salvaje
donde se asoman
las flores más pequeñas
y delicadas: capullos
espigas y florcitas
redondas como coronas
que a su centro
petalan. Belleza
disciplinada donde se abren
las rosas pálidas y moteadas
o alguna reina
aislada, alada. Fasto
perfumado de los ligustros
lo que viene a solas
o lo puesto, ahora
está despierto,
se orquesta para gloria
y una olvida, el horror
del vacío perfecto
Las cápsulas dehiscentes
de la rosa
de mayo estallan
y caen sus semillas mientras
la planta se prepara
a elaborar sus flores
acapulladas con que el
otoño se retira
Sí, estar en el concierto
y modificarlo
sin borrar la marca
del origen
“Ver los pájaros”
dijiste, “no es difícil,
requiere un gesto
de paciencia. Si metemos
la cabeza en el mato
ellos vendrán también,
son curiosos a mirarnos"
en la hondura de las islas
los búhos rasgan
la masa delicada
de la música. Llaman. "Shektani"
se repite en bantu,
las guineas
do matto en las sabanas
de Mozambique. "Shektani"
de doble cara:
el diablo. He visto
en la verja de bambú
del porche de mi casa,
una tacuarita
devorar las moscas
agonizantes que pendían
de la tela de una araña
Detalle,
y la gracia su media cara
sí, lo que alcanza mi
mirada. Me sujeto a este
orden y acepto
lo que mi alma teme:
no visto por mi ojo
aquél, vacío perfecto




ESTADO DE DERECHO


Dios no es malvado, es sutil
Albert Einstein

Si así fuera
Tránsito apariencias
y frase
perdida en un delta del
discurso y de la imagen
jamás completa
Si no hay belleza de la
forma que se yerga
como un halcón sobre el
paisaje
Si así fuera
Pequeña potestad del
anhelo sobre la tierra
¿eres tu propio fin?
¿y el poema
la mesa la madera
el cedro erguido como una
estela del verde tierno
en primavera y el bebé
bajo su sombra sostenido
en ambas piernas por primera
vez
un absurdo epistema?
que genera preguntas que no contienen
respuestas si así fuera





En su oración final el moribundo 
deja de decir ayúdame para decir gracias.
del Bardo Todol



El CORDERO NUEVO


Cargando su cruz primero
en el largo Gólgota del cuerpo
mi padre dijo “¿Por qué
hay que sufrir tanto -me has
abandonado- para morir?”

Mis brazos fueron su madero
en la camilla de hospital
donde la sangre derramaba.
Sometido a las leyes del blanco
carnicero, herr doktor, fräulein caba,
aparatos y enfermeras
y el sol de marzo cayendo dulce
tras las ventanas. Un hombre
viejo a quien se trata
como a un niño que molesta

Desobedecer su derecho
en la hora última, no dejarlo
partir desnudo y digno
bajo la sombra de su casa.
Te pido perdón, mi cordero

¡Pietà, Pilatos o Pedro he sido
sosteniéndote en mis brazos!,
dolor y miedo me hicieron
traicionarte, puesto a merced
de centuriones aguijoneando
tu cuerpo hasta la muerte.
Quise retenerte y luego quise
dejarte ir.

Hora tras hora recé en silencio,
mecí tu cuna diciendo no
tengas miedo, todo
está bien, déjate ir, menos
las horas últimas,
en exilio y solo, fría
luz de neón sobre tu rostro.

Entubado y amarrado
Tus heladas manos y los pies
inmóviles en la cruz,
el mecánico gemido
del respirador y la melena
siguiéndonos
como una estela funesta.

Solo, apenas una hora
junto a vos, inerte en las últimas
veinticuatro. El matadero
de terapia logró acallarte.
Tu demanda “quiero sentarme”,
tu demanda “¿por qué?” y el alma
dónde, rondando, buscando
la salida hacia esa luz
que deseo estuviera
para vos, llamándote,
lo que no escuché, la ausencia
que me sigue, lo que no
escuché: “gracias”

Envuelto en sangre decías
“qué vergüenza” y dejé
que te hurgaran las entrañas,
no custodié tu vida yéndose
en sangre hacia tu muerte,
no le dije no, fraulein doktor
¿para retenerte?, por acortar
la escena del dolor, y otros
se encargaran de tu muerte?

Te he negado, he negado tu deseo
de morir en casa entre los lares
conocidos. Tu cara de niño,
de cordero degollado
entre las manos de los médicos.
No fui tras de vos, no te acuné
en los instantes lúcidos del fin.
Los dejé hacer. Tu muerte
comunicada por extraños,
ajetreo en los pasillos
decírselo a mamá
cavada como sombra
en los sótanos del hospital

Ese hombre dulce y manso
con tanto miedo en su final. Tanto
dolor, tanto miedo tanto frío
alrededor. Ser el brazo
funcional que actúa. Mamá
abrazando tu cadáver dice
“me esperó, sentí su último
aliento” ¿y tu alma? El sonido
del respirador ya cesa,
ser el brazo funcional
que actúa, el viejo cura
con su sotana negra ¿bendijo
tu partida? Bendijo la cabeza
de la esposa del cordero.
Ella me dio la bolsa
con tu ropita dentro, lista
para llevarte a casa, vivo
o muerto en el ataúd de cedro.
Ponerte los pantalones,
las medias, los pies hermosos
de un hombre joven. Atender
los negocios de tu muerte,
este ataúd, no, éste, arréglelo
bien. Cara amoratada por la venda
que sostuvo el caño
respirador entre tus labios,
que no te dejara hablar no
te dejó decir aquel “¿por qué?”,
o aquel “gracias” que mis noches
inventan ¿y tu alma? Ser el brazo
ejecutor, ser el padre
que sostiene, no llorar,
la invisible viga, la promesa
de cuidar.

El acto magno de una vida:
velar. Vodevil de pueblo
y pathos de la tragedia.
Las flores que sofocan, café,
tener hambre, tener sueño,
conversaciones en las tinieblas y ser
un noble, lo sé, así lo hubieras hecho.

Los yuyitos brillan vivos
tras las ventanas, deseos
de terminar. Los otros
necesarios del afecto
necesarios en la escena
de frontera: declararte
muerto, honrarte con frases
automáticas, el vía crucis
de los deudos Padre nuestro,
los pasos tras el féretro, última
caminata con nosotros,
las campanas que repican, tan,
lento, a vacío, tan,
a corazón partido. Y el dulce
cementerio somnoliento
del domingo tardío.

Mamá que dice “enterrarlo
junto a la madre no, no quiero
devolvérselo”. No puedo
despedirme y huyo. Tanto
sol tanta belleza la semana
siguiente a tu partida. En cada
atardecer salí a buscarte.
por el campo, la oración dulcísima
del llano. Y no te hallé

Dije “gracias”, a vos, por vos
por mí. Y a la semana
de tu muerte fui al cementerio,
saludé a tu madre, a tu padre,
a tus hermanos y parientes.

Lloré en la tumba de la abuela
En la tuya, no lloré. No pude
despedirme. Te dejé,
pegadito al ataúd, semillas
de araucaria. Todo empieza. Amén

martes, 21 de mayo de 2019

LA FIESTA DEL SENTIDO

"Creo que Bach podría probar la existencia de Dios. Después de escuchar a Bach, de ciertos pasajes, me digo: esta música no pudo haber sido escrita en vano. Esta belleza inconmensurable algo está significando, algo está queriendo decir. Y en ese algo se abre una puerta a una expectativa. A una especie de sentido, a una iluminación. También cuando leo gran poesía me ocurre lo mismo. Por eso a veces yo podría definir a la poesía como una fiesta del sentido. Por supuesto, en esta dirección la poesía se convierte en un consuelo. Yo creo, incluso, que la gran poesía está postulando una eternidad que debe incluirnos a todos. Tengo el sentimiento dramático de la poesía. Y es como una estancia religiosa. Podría considerar incluso aspectos parciales para reflexionar sobre el arte de la poesía. " 

Joaquin Giannuzzi




Dicen de las composiciones de Bach que tienen estructura matemática, su técnica fascina a expertos y amantes de la música clásica. Lo que la hace admirable y hermosa es la combinación de emoción y estructura, poesía y matemáticas. Dejarse llevar por la melodía de sus arias es todo un regalo de plenitud para el espíritu, una fiesta para los sentidos.

martes, 14 de mayo de 2019

MI VIAJE POR SICILIA

Aterrizamos en el aeropuerto de Palermo con mi pareja y una amiga a media tarde de un viernes de Junio. Teníamos bien estudiada la ruta que queríamos hacer y los lugares donde íbamos a alojarnos, atendiendo sugerencias y recomendaciones de otros viajeros. Nos disponíamos a pasar doce estupendos días de vacaciones recorriendo la histórica isla de Sicilia.  




Arrancar el vehículo en el aeropuerto nos llevó su tiempo, nos proporcionó una  dosis de estrés que hubiera podido evitarse de habernos explicado que para su encendido debíamos pisar el freno, pero eso no fue nada comparado con lo que nos esperaba más tarde en Palermo: la conducción temeraria de los sicilianos,  parecían todos querer atropellarnos y un GPS que nos tuvo dando vueltas por la ciudad un rato largo, en medio de un caos que nos puso de inmediato en alerta. Nos parecieron formas poco amables de recibir a unos viajeros entusiasmados y entregados como nosotros. El estado de alerta y la necesidad nos hizo captar de inmediato su código de circulación que venía a decir:
 " Viajero, si conduces por Sicilia y eres extranjero, que sepas que nunca has de pedir permiso ni parar antes de incorporarte a una vía principal, dejas que te vean y sin ningún remilgo ni permiso te lanzas y te cuelas" esa es la norma de circulación que rige en toda la isla. A su favor diré que en los doce días que estuvimos viajando jamás presenciamos ningún accidente, ni nada que se le pareciera.
Cuando conseguimos llegar al primer alojamiento, darnos una ducha y sacudirnos los nervios, salimos a conocer la ciudad. Solo íbamos a estar una noche, y el propósito era dar una mirada de pájaro recorriendo las calles del centro histórico. Encontramos una ciudad extremadamente monumental, palacios, templos, fontanas, teatros y edificios históricos de todo tipo,  todos impresionantes, a destacar el Duomo y el gran Teatro de la Ópera Massimo, el mayor de Italia y el tercero más grande de Europa donde se celebran eventos culturales de todo tipo, principalmente de ópera.



Nos perdimos por sus barrios antiguos de calles viejas, estrechas y malolientes, el  descuido de las casas y la suciedad en las calles nos sorprendió. No hacía ni dos horas que habíamos aterrizado; teníamos la sensación de no saber en qué país estábamos. Todo el casco viejo está impregnado de numerosas huellas de antiguas civilizaciones: árabes, normandas, españolas, bizantinas que perduran después de varios siglos en las estructura arquitectónicas de sus edificios clásicos. 



Después de tres horas  recorriendo la ciudad nos sentamos en una terraza, queríamos refrescarnos, pues el calor era intenso, y también degustar los arancinis, bolas fritas típicas sicilianas muy ricas, rellenas de carne, arroz, verduras y queso,  que se pueden encontrar en todas sus formas en cualquier establecimiento de comidas.




Siguiendo el programa establecido, al día siguiente, pusimos rumbo a Castellamare del Golfo donde nos íbamos a alojar para conocer el bellísimo e inacabado templo griego de Segesta, no sin antes conocer una de las catedrales más impresionantes de obligada visita, la catedral de Monreale, de estructura árabe normanda, con unos mosaicos muy hermosos.




Por la noche salimos a conocer el bonito pueblecito costero, nos dirigimos al puerto, era sábado, sus calles y terrazas llenas de gentes, sonrientes y amigables hicieron el paseo nocturno muy agradable. La temperatura, la compañía, la charla, un paseo como digo delicioso, nos sentíamos afortunados y felices. Regresamos a la casa de hermosas paredes de piedra, toda para nosotros, muy cuidada, muebles i limpieza impecables, tenía todo cuanto necesitábamos.





Siguiendo nuestra ruta hacia el este, el tercer día nos dirigimos a Castellvetrano, una localidad con poco interés turístico, salvo el lugar donde nos alojamos, una delicia de casa con un jardín espléndido, toda ella llena de detalles de valor y buen gusto, muy cuidada y dispuesta para nuestro disfrute. Nos lamentamos de estar solo un día, así que sin perder más tiempo fuimos a visitar el templo de Selinunte, majestuoso templo griego, bastante bien conservado, para más tarde disfrutar de la casa el poco tiempo que íbamos a estar.




A la mañana siguiente Mássimo, su anfitrión, nos ofreció un desayuno espléndido con frutas, cornetos de hojaldre y crema buenísimos y los pastelitos típicos de la región, acompañados de un excelente café que tomamos en una de los rincones del jardín, rodeados de hermosas flores y acompañados por el canto de los pájaros. Nos hicimos muchas fotos, nuestra cara era toda alegría, nos sentíamos muy agradecidos por como transcurría el viaje y por la buena sintonía que se respiraba entre nosotros.








La visión de la isla en cuanto a paisaje no nos maravillaba, viajábamos entre colinas y montañas de poca altura sin perder de vista el mar y aunque íbamos dispuestos a parar y darnos un baño en cualquier momento, no era fácil, pues su costa accidentada cuenta con escasas playas de arena.













El cuarto día parada, obligada en Agrigento, otra visita imprescindible recorriendo El Valle de los Templos, un largo paseo de hora y media en llano, visitando los vestigios de la cultura griega, eso sí, protegiendo siempre la cabeza con sombreros y pañuelos porque no había sombra humana donde cobijarse. Era media tarde y el sol pegaba fuerte, se recomendaba hacer la visita de mañana y llevar siempre agua. A destacar el templo de Hera y el de la Concordia, el más espectacular. Por la mañana nos habíamos acercado a la playa a conocer “Scala dei Turchi” o “Escalera de los Turcos, una formación geológica blanca muy curiosa que desemboca en el mar.








Acabamos bastante cansados, pero de regreso al hotel nos repuso una buena ducha con su descanso y sobre todo las deliciosas pizzas que nos tomamos en una preciosa terraza de ático de un restaurante desde donde se divisaba el mar.  Está ciudad, Agrigento, nos decepcionó en parte; estábamos alojados en la parte antigua, apenas podíamos estacionar el coche para bajar el equipaje, de nuevo calles sucias, estrechas, sin apenas luz natural. Por la tarde cuando la recorrimos relajados antes de la cena la vimos con otros ojos y apreciamos aspectos más interesantes  que mejoró la impresión del recibimiento. Lo que no mejoró fue la horrible sensación de un edificio antiguo, que ofendía las miradas, de lo que parecía una "iglesia remendada" (porque aquello no tenía otro nombre para describirla) con ladrillos, como si se tratara de un almacén de guardar piensos. Todo apuntaba la falta de recursos para mantener el grueso patrimonio histórico de la isla, toda Sicilia es un museo,  repleta de cultura y de historia. Los edificios más emblemáticos están cuidados y conservados, el resto deja que desear.

Las ciudades y pueblos que visitamos por todo el recorrido tenían todos una estructura similar,  compuesta por una calle muy, muy larga, vía casi única: ruta de tráfico, paseantes, y comercios, lo que venía a ser la arteria principal donde confluían todas las otras calles, sumamente estrechas y oscuras, también sucias, que no invitaban a recorrerse.
El quinto día dejamos atrás las costas y nos dirigimos hacia el interior de la isla para visitar Enna y Piazza Armerina con su preciosa Villa romana de Casale uno de los vestigios arqueológicos Romanos con los mosaicos mejor conservados que yo he visto nunca. Interesante y agradable recorrido que permite contemplarse sin los agobios del calor, ya que en todo su recorrido hay sombras con techos volantes construidos de manera que los mosaicos quedan protegidos. A la salida, nos refrescamos con una granita, otras de las especialidades Sicilianas, que viene a ser un granizado de diferentes gustos que se puede tomar en tarrina o en una especie de bollo que aunque parezca chocante no le queda mal, aunque a mí me pareciera que no era para tanto.






Ragusa y Módica, fueron las ciudades clásicas que visitamos el sexto día de viaje, muy singulares ambas, así como sus edificios barrocos muy bonitos y con mucha historia. Nos gustó más Módica influenciados tal vez por otro bonito apartamento donde nos tocó alojarnos esa noche, no sería fácil olvidarlo;  exquisito y de muy buen gusto, lleno de pequeños detalles, y con unas vistas panorámicas preciosas de la ciudad. Aquí nos ocurrió una  anécdota muy graciosa, Alice era la propietaria, pero no fue ella quién nos abrió el apartamento, fue el que imaginamos era su pareja. Al parecer confundió a la mía  con un actor de "alguna película de Almodovar" y Alice me mandó un Whatsapp pidiéndome si podíamos hacernos fotos en su apartamento para ella colgarla en sus redes, pues decía admirar mucho a este cineasta español. Lamentamos  defraudarla al comunicarle que se confundía de persona, pues ninguno de nosotros era actor. Se rió bastante cuando se lo contamos, nos quedarnos con las ganas de saber de qué actor se trataba, aunque alguna pista teníamos. Esta anécdota dio para muchas risas durante el resto del día y de la noche mientras degustábamos  las delicias del lugar en la terraza de un restaurante.











No he contado que los lugares que elegimos para dormir, fueron todos tipo b&b y también airbnb, alojamientos que nos garantizaban el confort, la amabilidad, la sorpresa y las condiciones que nos gusta encontrar cuando viajamos. Os dejaré las direcciones más abajo por si os son de utilidad. Todos, salvo pequeños detalles fueron excepcionales y muy recomendables.














Los días séptimo y octavo conocimos la preciosa arquitectura barroca de Noto, también Siracusa con su magnífico teatro Griego con capacidad para más de 15.000 espectadores, en la que se celebran actualmente espectáculos de teatro clásico durante todo el verano. Ortigia, es como una isla separada de Siracusa por un puente donde se encuentra la parte histórica de la ciudad y todo lo más interesante que ver. Aquí nos tomamos dos días de descanso para poder relajarnos, aunque a decir verdad ni el viaje ni el trajín del equipaje nos estresó en absoluto, íbamos bien preparados y llegar a los sitios nuevos con el trato tan bueno con recibíamos de los anfitriones lo hacía fácil. Una buena ducha nos sacudía el calor acumulado del viaje y nos ponía de nuevo en marcha para seguir visitando los lugares que con tanto gusto íbamos descubriendo. Siracusa nos gustó mucho, es una ciudad muy visitada por los turistas con mucho atractivo y con unas callecitas por su centro histórico que la hacían más que agradable: pasear, sentarse en una terraza a tomar una caña y ver pasear la gente era suficiente. Ese día cenamos en un pequeño restaurante del centro histórico, que nos había dicho el anfitrión, y siguiendo sus consejos pedimos atún con pistacho, a modo de gabardina, ese fruto seco que tanto abunda por Sicilia está muy presente en todos sus platos, he de decir que la recomendación fue muy acertada.











Noveno y décimo día nos dirigimos a Catanía recorrimos los poco mas de cincuenta kilómetros que la separan de Taormina y conocer así uno de los enclaves más turísticos y ricos de la isla: restaurantes, hoteles, tiendas de ropa, joyerías, objetos artesanales... Una ciudad que parecía vivir toda ella para recibir al turista. Espectacular su teatro griego con vistas al mar, donde hicimos muchas fotos y charlamos con otros viajeros de nuestra lengua, la mayoría argentinos, como el matrimonio de Entrerios algo mayor que nosotros que nos pidió que les sacásemos una foto y con los que estuvimos charlando amigablemente un poco de todo, nos contaron que se conocían desde que tenían diecisiete años, que los dos se habían casado por separado y enviudaron hacía pocos años y que se habían vuelto a encontrar; él tenía cuatro hijos adultos y ella ahora solo dos porque la tercera junto a una nieta se las llevo un terrible accidente y ahora, nos decía, la vida la estaba recompensando al encontrarse de nuevo a este antiguo amigo o novio, no sé muy bien, por tanto dolor vivido. Esta y otras historias que vivimos con diferentes viajeros con los que nos íbamos encontrando a lo largo de todo el trayecto  y que duraban el discurrir de un tramo de calle o el tiempo de  espera de una cola en taquillas, le daban al viaje un carácter amable de cordialidad y curiosidad, también un sentido de hermandad. La verdad que agradecíamos esos momentos, así como el trato abierto y simpático de los sicilianos, en especial de ellas, también el de las personas que nos recibían cuando nos hospedábamos, se notaba un manifiesto interés por agradar y acomodarnos con gusto, la puntuación que luego debíamos hacer en las páginas de internet, a petición de casi todos, debía ser bien favorable, pero ellos se mostraban naturales y serviciales, cosa que agradecíamos en todo momento.






Taormina nos gustó mucho y Catania nos recibió muy bien, a pesar de su mercado central del que salimos huyendo de sus pestilentes olores y sus ríos de agua sucia corriendo por el suelo y  ensuciando nuestros pies. Se nos había hecho tarde, nos entretuvimos en una de las principales plazas centrales de la ciudad, de la que no recuerdo el nombre, que acogía a novios recién casados, en carruajes haciéndose fotos, queríamos comprar pez espada, lo habíamos comido hacía un par de días, a la brasa y nos pareció delicioso, y salimos con un kilo de cerezas, judías tiernas y un asco que no podíamos con él, supusimos que llegamos en mala hora, cuando los comerciantes desmontan los tendidos y con prisas recogen para cerrar.


Una de las dos comidas principales la preparábamos en casa, lo resolvíamos rápido, y la otra la hacíamos fuera. Esa tarde paseamos con mi amiga por las calles del centro mirando escaparates y disfrutando de la moda italiana, yo me había comprado un conjunto muy bonito de blusón semi trasparente estampado en rojos y un pantalón pitillo verde  de los que no acostumbro a ver en mi ciudad, estábamos contentas con el momento schopping,  mientras, mi pareja había ido a visitar una exposición de litografias de  Toulouse Lautrec a la que no nos habíamos apuntado. Vimos muy pocas exposiciones de interés o de pintura en todo el recorrido del viaje, y nada prácticamente de música, cosa que nos extrañó y nos hubiese encantado.

Catania es una ciudad grande, en cierta manera me recordaba a Francia con sus múltiples y pequeñas terrazas en las aceras de los también pequeños restaurantes, todas preparados para degustar platos sencillos bien servidos. En una de esas terrazas nos sentamos en una bocacalle que da a la Avenida  principal, Etna pudiera ser su nombre,  y justo en la mesa de al lado, de nuevo unos viajeros extranjeros que al oír nuestro español se interesaron por nosotros: alucinamos con su historia, era un matrimonio mayor de Interlaken, Suiza, habían recorrido la isla en bicicleta, ella nos confesó tener setenta y cinco años y él por ahí andaría, tenían un aspecto delgado, muy saludable, pero lo que los hacía singulares era su alegría.  Nos contaron que habían recorrido nuestras costas españolas desde Biarrizt, todo el cantábrico, antes habían pedaleado por el Tourmalec y también se habían hecho la costa mediterránea del levante. No sé lo que debieron comer  porque cuando nos sentamos ellos ya habían acabado, recuerdo que yo le dije a él que debían comer bastante, con tantas calorías como quemaban en la bicicleta y el en tono jocoso  me contesto y "beber" señalándome una jarrita de vino vacía. Fue una pena porque el camarero nos interrumpió y ellos  aprovecharon para pedir la cuenta, decían que al día siguiente ya estaban de regreso a casa y se tenían que acostar temprano. La verdad es que en los viajes, esas pequeñas anécdotas que vives con la gente que vas conociendo dan notas amables de color que nunca se olvidan.

La vida siempre sonríe si tú le sonríes, la vida siempre te daña si tú la dañas.
Con este pensamiento vivimos y viajamos por el mundo, también con el convencimiento que nada pasa por casualidad, que todo lo que deseas y esperas tarde o temprano sale a tu encuentro o permanece quieto para que lo encontremos. Todo aquello que deseamos y nos esforzamos en merecer lo obtenemos. 

Cuando viajamos queremos  tener muchos datos de lo que vamos encontrando, nos dejamos impresionar por la historia escrita y trasmitida de todo aquello que vemos, pero nos olvidamos que somos hijos y  herederos del pasado, que hay una huella impresa en nuestros genes de todo lo acontecido, que para entender y saber en una dimensión mayor, con una mirada amplia y holística se deben de eliminar filtros y barreras que nos permitan tener una comprensión mucho más completa. Para ello debemos sensibilizarnos con la percepción intuitiva, sin juicios ni barreras mentales: alejarnos de la contaminante charlatanería a la que estamos expuestos, y aislarnos en la medida que podamos para así  leer en modo percepción de entre las entrelineas de todo aquello que vemos, oímos, leemos o nos cuentan. Vestir la información con la sensación y valorar en su conjunto donde reside el valor genuino y auténtico de las cosas, qué tiene y que no importancia, que es de verdad lo que da valor y sentido a nuestras vidas. Quizás muchos dejarían de adorar deidades y abandonarían falsas creencias, mitos y leyendas mil. Lo más importante de la humanidad está en nosotros, por muchos mundos que recorramos en busca de su historia,  todas las llevamos dentro; con esa visión del mundo viajo y vivo, aprendo y disfruto. 
Otras de las característica de viajar en grupo es los escasos momentos que se tienen para recogerse a  escuchar lo que el lugar tiene que contarnos. A lo largo de este viaje, no obstante nosotros lo hicimos,  personalmente sentía que algo se me escapaba, no estaba allí solo por turismo o por casualidad.  ¿Qué tenía ese lugar, con tanta historia, que contarme que no me explicaban los guías ni los folletos? No lo escuchaba, o eso creía:  sus paisajes interiores  no me acababan de satisfacer, no sentía la suficiente conexión con la isla, sí apreciaba el interés histórico cultural del lugar, pero los mares que rodeaban la isla los percibía lejanos, apenas había playas donde poner un pie, yo irónica lo explicaba diciendo que Sicilia era una isla más dispuesta a ser asaltada que disfrutada. Pero no era cierto, ese  encantamiento que yo ansiaba llegó hacia el final del viaje.
Han pasado varios meses desde que regresé y cuando he vuelto a estas líneas que dejé abandonadas al poco de llegar las retomo con gusto y siento la conexión con el lugar y los maravillosos momentos vividos,  aprecio con otro valor la experiencia del viaje y la grandeza manifiesta y belleza del lugar, su espectacular monumentalidad arquitectónica y todo el legado cultural de su  patrimonio. Sucia, si, descuidada también, pero acogedora y excepcional isla, con sus tres mares abrazándola, digna de ser tomada, conquistada  y disfrutada sin lugar a dudas. 


Cuando acabando el recorrido pisé por primera vez Nicolosi, y respiré el olor de la ginesta a los pies del Etna, pude apreciar la majestuosidad de la montaña volcánica. Recorrí  impresionada los doce kilómetros que la separan hasta llegar al primer cráter, quedé maravillada, estaba ante un auténtico templo de la naturaleza, sentí la conexión con la tierra: nos pertenecíamos, era sin lugar a dudas el lugar más sagrado de todo lo visitado hasta el momento. Ahí estaba mi yo auténtico, esa tierra era mi casa, todo en ella era verdad.
Nos descalzamos para sentir el contacto cálido de la tierra caliente, áspera y pura. La única nota contaminante del lugar,  nosotros los turistas sacando selfis, bajando y subiendo pesadamente de los autocares en indecorosa alineación, estropeando las vistas de la naturaleza,  sin el debido y merecido respeto que la montaña volcánica merece.




Ese día y esa noche serían los últimos que pasaríamos en la isla, nos alojamos en casa de Patrizia, una mujer nerviosa, en sus gestos y manera de hablar, de mediana edad, que se deshizo por atendernos, nos alojó en el piso encima de su casa  donde vivía con su familia, una casita con su pequeño huerto y jardín en un entorno entre rural y residencial. Queríamos lavar el coche, lo traíamos lleno de polvo y sucio de todo el viaje, al día siguiente lo debíamos dejar limpio en el aeropuerto y les pedimos cubos y agua:  no consintieron, ella y su marido mano a mano con una manguera en un pestañeo nos lo dejaron completamente limpio. Este es un detalle más de los muchos que hicieron que este viaje fuera tan agradable y digno de recordar, y de otros tantos que por extensión he ahorrado.





El Etna con sus cuarenta kilómetros de diámetro nos conquistó, sí,  sus cráteres, la majestuosidad de su cuerpo montañoso, lo que íbamos sabiendo y conociendo de su dominante historia. Como en el siglo XVII,  hacia el año 1650 sus lenguas de lava alcanzaron las puertas de Catania, a 25 kilómetros de distancia. Me cuesta imaginar sepultadas en sus entrañas tanta vida  engullida y arrasada volviendo a emerger. Hoy a sus pies viven gentes en pequeños pueblos  en la más absoluta normalidad. El volcán sigue activo, en clara  actividad, los vapores emergentes que lo coronan de manera permanente y pueden apreciarse claramente. Contradictoriamente sentí que ese paisaje era también mi casa, un lugar donde vivir que trasmitía paz y fuerza, un lugar cerca del cielo donde todo estaba adecuadamente orquestado por la naturaleza a la que pertenecía y me  con la que me sentía conectada. Su silencio creativo motivaba, proporcionaba serenidad y pureza. Eso daba un sentido auténtico a la vida, al viaje, al camino.






Cuando nos despedíamos del lugar para dirigirnos ya de regreso al aeropuerto de Palermo sentí que era el momento de sentarnos a agradecer lo felices que fuimos esos doce días por todo lo que acabábamos de vivir, y así lo hicimos. Yo expresé mi agradecimiento a mi compañero de viaje y de vida: el otro cráter volcánico, como yo, al que llevo unida desde muy jovencita, el que me abre infinitos caminos y me pone piedrecitas para que supere retos, al que quiero, al que admiro por sus muchos conocimientos y su incansable curiosidad de niño, el mismo que siempre quiere salvarme aunque yo no me deje, y a ella, mi gran amiga Rosa, la mejor compañera de viaje que uno pueda llevar: destaco su generosidad en el sentido más amplio de la palabra, su buen carácter y su alegría. Rosa sabe querer, dar valor a las cosas y sobre todo a las personas, estar con ella es como estar en casa. Y como no a la vida, a los pies del Etna, agradecer el precioso viaje que nos había regalado, lo mucho que aprendimos y disfrutamos, dándole sentido y valor a todo cuanto nos rodeaba, y haciéndonos entender que formamos parte de un todo, que somos ciclo y recorrido que culmina y se repite, para iniciar de nuevo el viaje. Guerreros convulsos, como el volcán, también hechos de silencios, y es desde ese silencio que crecemos y nos construimos como templos, consistentes y hermosos sin más elocuencia que lo vivido. Vivamos todo de la mejor manera, intentando mejorar la vida, entendiéndonos, amando y sintiendo. Disfrutando con conciencia del maravilloso viaje de vivir.

Elena Larruy






La mejor manera de viajar es sentir. Sentirlo todo de todas las maneras. Fernando Pessoa



Estancias recomendadas donde estuvimos:

Palermo  Palermo Rooms

Castellmare del Golfo: Casa Vacanze Cappucini

Castellvetrato: Dimora la Grazia

Agrigento: B&B Garibaldi 61

Piazza Armerina: Giucalem La casa Negli Orti

Módica: Casa Nuvole

Siracusa: Il Borgo

Catania: Airb Casamiaincitta

Nicolasi: Airb La Terra Patrizia

viernes, 26 de abril de 2019

UN GATO EN UN PISO VACÍO

Morir, eso no se le hace a un gato.
Porque, ¿qué puede hacer un gato
en un piso vacío?

Trepar por las paredes.
Restregarse contra los muebles.






Parece que nada ha cambiado,
y, sin embargo, ha cambiado.
Que nada se ha movido,
pero está descolocado.

Y por la noche la lámpara ya no se enciende.
Se oyen pasos en la escalera,
pero no son esos.

La mano deja pescado en el plato;
tampoco es la que lo ponía.

Hay algo que no empieza
a la hora de siempre.

Algo no sucede
como debería.

Alguien estaba aquí, estaba siempre,
y de repente se fue
y se empeña en no estar.

Se ha buscado ya en los armarios,
se han recorrido los estantes.
Se ha comprobado bajo la alfombra.
Incluso se ha roto la prohibición
de esparcir papeles.

¿Qué más se puede hacer?

Dormir y esperar.

Ya verá, cuando regrese,
ya verá, cuando aparezca.

Se enterará de que no son maneras
de tratar a un gato.

Se irá hacia él
como quien no quiere la cosa,
despacito,
con las patas muy ofendidas.

Y nada de brincos ni maullidos al principio.




Un gato en un piso vacío es el título de este conocido poema de Wislawa Szymborska que evidencia lo que es la poesía de esta gran poeta Polaca: curiosa, ingeniosa, observadora inteligente, irónica... Su más sabido interés por el conocimiento la llevó a leer lo mismo antropología y ciencia que libros de jardinería o de animales. Era una gran observadora, de ahí que escribiera sobre todos los temas, porque todo le interesaba, menos lo referido al erotismos, del que decía no encontrar ninguna lectura que le hiciera justicia, y no se refería al amor. Descubrió a Rilke y es a través de él que empezó su fascinación por la poesía, pese a todo decía leer poca. Wislawa jugaba con las palabras, hacía de la poesía un juego. Partía de la curiosidad que se interroga y duda; duda que la lleva siempre a buscar posibilidades y respuestas con las que se seguir interrogando y jugando, y lo hace de manera única. No hay en su poesía rabia, ni rasgadura, ni dolor. Esto opinaba sobre ella:

"Todos los poemas nacen del amor, incluso aquéllos que transmiten el mal, tienen en el fondo una forma de amor hacia el mundo. Estoy totalmente convencida... Y si no es así, lo siento por esos poetas"


 Publicó su primer poema Busco la Palabra el 14 de marzo de 1945 en Dziennik Krakowski (Diario de Cracovia)  con apenas 22 años 



Quiero definirlos en una sola palabra:
¿Cómo son?
Tomo las palabras corrientes, robo de
los diccionarios,
mido, peso e investigo.
Ninguna
responde
La más valiente – cobarde,
La más desdeñosa – aún santa
La más cruel – demasiado
misericordiosa,
La más odiosa - poco porfiada.
Esta palabra debe ser como un volcán,
que pegue, arrastre y derribe,
como la temerosa ira de Dios,
como el hervor del odio.
Quiero que ésta una sola palabra
esté impregnada de sangre,
que como los muros del calabozo
encierre en sí cada tumba colectiva.
Que describa precisa y claramente
quienes eran - todo lo que pasó.
Porque lo que oigo,
lo que se escribe,
resulta poco,
siempre poco.
Nuestra habla es endeble,
sus sonidos de pronto - pobres.
Con empeño busco ideas,
busco esta palabra -
y no la encuentro.
No la encuentro.


Cómo todo gran poeta su voz se hizo singular. Antes de que la academia sueca le concediera en 1996 el premio Nobel de Literatura su país ya la había laureado y honrado. Una mujer inteligente, capaz, que creo curiosidad, expectación y sorpresa. Sin duda un gran referente para la literatura universal. Sembró "la duda" como herramienta de búsqueda, para que los que detrás veníamos nos moviéramos en ese temblor que la creatividad necesita: "no se avanza sin un no se". De mirada original sobre las pequeñas cosas, sobre asuntos que nunca nadie antes había tratado en poesía. Cuentan que en Polonia los niños aprenden a memorizar con la poesía del gato, quiero pensar que buscan sensibilizarlos con este género literario que tan buenos poetas ha dado su país. La poesía es cultura, y la cultura es conocimiento y comprensión. No todo lo que se sabe se comprende, y en este sentido creo que la poesía sigue siendo la gran desconocida, la más incomprendida. Hay grandes lectores de todos los géneros, pero solo una minoría llegan a ella.






Y porque de gatos va esta entrada, de ironía y de pasar el rato, ahí os dejo mi poema del que fue mi gato. Os podría contar muchas fechorías y genialidades de Lucky y nunca acabar, pero mejor lo ahorraré. Fue un gato afortunado, al que sobreviví en este caso. Las mascotas siempre dejan buenos recuerdos de los que poder hablar, a diferencia de otros, estos nunca hacen daño y siempre dibujan una sonrisa agradable en la cara. Como decían las palabras de la poeta, a pesar de las muchas trastadas y gordas que Lucky nos llegó a hacer a lo largo de doce años, su recuerdo y las historias que de él contamos en familia siempre nacen del cariño.   


VIVO EN CASA DE  MI GATO

Me gusta su distinción,
sus rasgos felinos
su trato justiciero
acariciar su pelo fino,


sus andares elegantes
su mirada fiera,
su manera de esperarme

y ajustarse a mi regazo,
cuando se tumba a mi costado
y ronronea: me gusta,
o cuando se pone zalamero
y remolón  hace la croqueta,
y brinca de repente para esconderse
en el primer cajón que encuentra.

Me acomodo a su vivir independiente,
lo mismo que él hace conmigo,
nunca inoportuno, invade mi espacio
.
Cuando se muestra engreído y ufano
también me gusta.


De su higiene y de su pelo
se ocupa con esmero,
afila sus uñas en un madero.
Aunque algo caprichoso,
nada exige cuando come,
si se indispone:

se dirige a su maceta
y come la hierba
que en orden lo pone.

Políticamente incorrecto,
inadecuado a las visitas,
no se anda con chiquitas:
si le gustas te acaricia,
si no, huye sin titubeos.

Cuando el radar de su cola,

-siempre en guardia-
atisba un peligro,
pelos y chepa pierden compostura
y con un soplido furo 
a la amenaza
desaparece de la vista.

Más si de amores se trata
los tejados vecinos visita
para encontrar una gata.
Al regreso, maltrecho y despeinado,
no hay reproches ni enfado
bajo este techo, 

para este amor correspondido
que cuida y acompaña
que protege y abriga,
que asiste y reconforta
que te aguarda cada día,

tras la puerta, al llegar a casa.

Así es nuestro hogar,
así su casa.

Hazme caso:
¡deja que te adopte un gato!


Elena Larruy




domingo, 14 de abril de 2019

ACTIVAR LA INTELIGENCIA


Autor Thomas P. Peschak


“Dependemos de la naturaleza no sólo para nuestra supervivencia física. También necesitamos a la naturaleza para que nos enseñe el camino a casa, el camino de salida de la prisión de nuestras mentes. Nos hemos perdido en el hacer, en el pensar, en el recordar, en el anticipar: estamos perdidos en un complejo laberinto, en un mundo de problemas. Hemos olvidado lo que las rocas, las plantas y los animales todavía saben. Nos hemos olvidado de ser: de ser nosotros mismos, de estar en silencio, de estar donde está la vida: Aquí y Ahora”.
 Eckhart Tolle El silencio Habla 2003


Todo ser vivo tiene a su alrededor un campo de energía electromagnético a través del cual percibimos más allá de nuestros cinco sentidos. La base científica demuestra que cada célula de nuestro organismo tiene una carga eléctrica de entre 70 y 90 milivoltios en estado de salud. Cada célula, como cada uno de nuestros órganos y sistemas, generan un gran campo electromagnético (CEM) que se extiende y actúa a nuestro alrededor cumpliendo determinadas funciones y generando importantes influencias en nuestro cuerpo. Este campo de energía  conocido comúnmente como el aura tiene un radio de acción y una intensidad medibles. Sus ondas de longitud y frecuencia emiten y trasmiten información de manera sutil sobre nuestro estado físico, psicológico y emocional, a la vez que interactúa con el exterior y las personas que lo rodean. A través de las vibraciones de baja, media o alta frecuencia, se puede obtener información.
Se dice que una persona tiene salud energética cuando se mueve y adapta  con facilidad en las tres frecuencias, eso le permite percibir y trasmitir más allá de los cinco sentidos. Sin embargo, cuando se encierra en una escala de frecuencia se vuelve rígida, apareciendo alteraciones que derivan a niveles que se perciben claramente en el cuerpo físico, mental, emocional y espiritual. Cuando hay perturbaciones en el CEM los procesos psicofísicos se alteran. Estas alteraciones cerebrales de tipo eléctrico que pueden venir del interior, como cuando sentimos miedo o tristeza, desestabilizan al campo electromagnético; si esta situación es pasajera pronto se normalizará, pero si el estado es permanente se vuelve crónico y el CEM queda "dañado". Cuando las alteraciones vienen del exterior recibimos energías que influyen en nuestro estado anímico y de percepción de manera que pueden cambiar nuestra disposición física y psicológica. Todos en diferente grado estamos interactuando en los otros, influenciando, afectando sus campos electromagnéticos. 


Ahora que ya sabemos que nuestro cuerpo físico -y todos los otros cuerpos- están rodeados por un gran campo electromagnetico que recibe y emite ondas, entenderemos, sin entrar en detalle de su complejidad, lo importante que es implicar cada una de las partes en lograr equilibrio y salud física y mental.

Tenemos el conocimiento, somos conscientes de la importancia que es mantener esa energía vital limpia y de calidad. Ahora solo nos falta practicar y entrenar esa capacidad para alcanzar vivir en estados de armonía y bienestar. 
La meditación es una práctica que nos ayuda a conseguir el equilibrio deseado. A la meditación se llega por el silencio. Los estados de silencio nos permiten modificar los campos dañados que actúan sobre los órganos y sistemas del cuerpo físico y de los cuerpos emocionales. En el silencio no hay fantasía, ni interpretación, ni juicio. La meditación es una  experiencia de vaciado y de silencio; en la meditación no hay resistencia ni ruido. Pueden aparecer imágenes, ideas, formas y pensamientos diversos que dejaremos fluir sin identificarnos, ni hacer interpretaciones, como cuando estamos con los ojos abiertos y nada miramos, ese sería el ejemplo. Solo dejamos que todo suceda desde la quietud y el silencio, que transcurra sin oposición ni interrupción.  La experiencia sensible no es casual: significa algo. ¿Pero qué? Todos tenemos una interpretación básica de las sensaciones. Bloqueo, tensión o constricción sugieren dificultad. Ligereza, facilidad y fluidez apuntan a un buen funcionamiento. Esto no siempre es así, pero sirva de orientación. Cuando  mediante la práctica de la meditación logramos sostener las sensaciones, la no resistencia desde la aceptación, el silencio se pronuncia de manera inconfundible, hace que surjan las percepciones, las intuiciones y la claridad mental.  Las respuestas y señales que llegan a través del oráculo del silencio siempre son certeras, ese es el poder que nos otorga la meditación.     

Elena Larruy







HAIKUS



Hay pocas cosas 
tan ensordecedoras 
como el silencio 


Lo peor del eco
es que dice las mismas
barbaridades

Mario Benedetti


La mente quieta
se llena de energía, 
observa y crea.


La mente inquieta
piensa, controla y corre;
exhausta queda.

 Aurelio Huguet



Soy tan partidario de la disciplina del silencio que podría hablar horas enteras sobre ella.
George Bernard Shaw (1856-1950) Escritor irlandés.
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