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viernes, 11 de noviembre de 2022

POR EL DOLOR LA FUERZA

Chantal Malliard


El contenido de un poema no es algo que se pueda explicar. Cuando se hace, el poema deja de ser lo que era, pierde su identidad, su esencia. El poema llega a los sentidos como lo hace la música al cuerpo, lo penetra, le da sentido sin tener que interpretarlo. El poema tiene hondura, atraviesa varias capas de conciencia, surge, no se construye. María Zambrano decía: la filosofía plantea preguntas, la poesía las responde. Cuando nos alejamos del ruido incesante en el que vivimos y, nos acomodamos en la quietud del silencio las respuestas se dan, la poesía se pronuncia sin intermediarios, sin razones críticas que desvirtúen la sensación íntima, personal e intransferible que sentimos. Es a través de la poesía donde la palabra alcanza mayor protagonismo, su mayor fuerza expresiva.
Vivir los descubrimientos que la experiencia de la poesía proporciona es apasionante. Es, sin lugar a dudas, el género literario del que más he aprendido, el que más me ha mostrado y enseñado, con el que más disfruto.
Este poema que dejo, Escribir, es de Chantal Mallard, una de las voces poéticas más auténticas que conozco.


escribir

para curar
en la carne abierta
en el dolor de todos
en esa muerte que mana
en mí y es la de todos

escribir

para ahuyentar la angustia que describe
sus círculos de cóndor
sobre la presa

aunque en el alma no

en el alma
la estimación del tiempo que concluye
y es arriba
algo más que un silencio
con ojos semiabiertos

escribir

como condescendencia y como rebeldía
sin elección
sin pausa
porque se va la luz, las fuerzas
se le acaban
y el ser se va de vuelo
en las garras de un ave
carroñera

escribir

para decir el grito
para arrancarlo
para convertirlo
para transformarlo
para desmenuzarlo
para eliminarlo
escribir el dolor
para proyectarlo
para actuar sobre él con la palabra


[ ]

escribir para curar
escribir para guarecerse
escribir como si cerrase los ojos
para no cerrarlos
para mover la mano y seguir su curso
para sentirse viva
AÚN
para aplazar la angustia
como simulación
para guiar la mente y que no se desboque
para controlar lo controlable

escribir

como quien deja la luz encendida
y duerme de pie sobre sí mismo
para saldar las cuentas con el miedo


escribir
para reorganizar

escribir
sin hacer concesiones

escribir
como quien des-espera
para cauterizar
para tomarle las medidas al miedo
para conjurar
para morder de nuevo el anzuelo de la vida
para no claudicar

escribir
para apuntar al blanco

escribir
con palabras pequeñas
palabras cotidianas
palabras muy concretas
palabrasojo
palabras animales
palabrasbocadegato
ásperas por dentro y por fuera
suaves como “tal vez”
palabraslatigazo
como “demasiado” y “tarde”

escribir

para no mentir
para dejar de mentir
con palabras abstractas
para poder decir tan sólo lo que cuenta


decir que a las once
de la noche de hoy
mientras la luz calienta
el lado izquierdo de mi almohada
y la sábana verde se desdobla
en el espejo del armario
estoy en mí
en el lugar en que acostumbro
a encontrarme
en este aquí hecho de extraña
duración en lo mismo
repitiéndome
la carne dolorida
los huesos lastimados
los nervios, la piel
tirante, amoratada
el pelo encanecido
el grito sólo postergado
y hoy a las once
de la noche de hoy
mientras la luz calienta
el lado izquierdo de mi almohada

muere un niño
o dos o no sé cuántos
mueren y una anciana dice
sus últimas palabras
o no las dice y muere
y es otra la que habla
pero no habla, dice
apenas dice y muere
sin decir
apenas
nada
y algo se me atraganta
tal vez un alarido
largo como las once horas de esta noche
o tal vez la conciencia
que duerme encendida
como una lumbre la conciencia
de todos los que mueren
como una fogata
un espantoso incendio
que prende en las ventanas
de la ciudad y en el mar no se apaga
una conciencia absurda
una antorchahorizonte
la conciencia de todos los que saben
que se están acabando
en sus huesos de antorcha
hoy, mañana, siempre

escribir

todas las muertes son mi muerte
mi grito es el de todos
y no hay consentimiento
escribir

¿para consentir?
¡escribir para rebelarse!
no hay lugar para plegarias
no hay lugar para el sosiego
el ajuste de las almas
se hace en rebeldía





Estamos solas
y nos pertenecemos.
En nosotras está el poder
Somos un pueblo de almas
en rebeldía
¡Despertad!
Lo que escribo aquí
se traza en el aire
el dolor es la senda
el dolor es el medio
por el dolor la fuerza
que combate el dolor
y lo transforma
por el dolor deshago
mi dolor en lo ajeno
y el ajeno en el mío

escribir

para des-esperar
por todos los que están
por todos
los que fueron
los desaparecidos
escribir para cuidar
sus des
--------apariciones
para alimentarlas
para que no se enturbien
no tan pronto
no tan siempre
pronto

[ ]

escribir

[ ]

¿y no hacer literatura?


¡y qué mas da!:

hay demasiado dolor
en el pozo de este cuerpo
para que me resulte importante
una cuestión de este tipo.

------------Escribo

para que el agua envenenada
pueda beberse.


jueves, 18 de agosto de 2022

DESCENSO AL UNIVERSO DE LOUISE GLUCK

Imagen de Louise Glück

 Tanto para los cazadores como para las presas,                     

 esconderse bien es una condición indispensable para sobrevivir. John Berger           


Para ti hombre o mujer que caminas hacia el valle fértil y apacible, libre de nieblas y espesuras, estos poemas de mirada lúcida y austera, nítida y transparente, de la poeta Neoyorquina Louise Glück


CONFESIÓN

Mentiría si digo que no tengo miedo.

Le temo a la enfermedad, a la humillación.

Como todo el mundo tengo mis sueños.

Pero he aprendido a esconderlos,

a cuidarme a mí misma

de la plenitud: cualquier felicidad

atrae a las Furias del Destino.

Son hermanas, salvajes.

No poseen ningún tipo de emoción,

sólo envidia.




PRIMER RECUERDO

Hace mucho me hirieron. Viví

para vengarme

de mi padre, no

por lo que fue

sino por lo que era yo:

desde el principio de los tiempos,

en la infancia, pensé

que el dolor significaba

que no era amada.

Significaba que yo amaba.




DESCENSO AL VALLE

Los años de ascensión me parecieron

difíciles, llenos de angustia.

No dudaba de mis capacidades:

cuando avanzaba hacia él,

temía el futuro, cuya forma

podía percibir. Vi

la forma de una vida humana:

por un lado, siempre hacia arriba y hacia adelante

hasta la luz; por otro lado,

hacia abajo hasta las nieblas de la incertidumbre.

Todo entusiasmo minado por el conocimiento.


He descubierto que no es así.

La luz de la cumbre, la luz que era,

en teoría, el objetivo de la subida,

ha resultado ser patéticamente abstracta:

mi mente, en su ascensión,

se dedicó por completo a los detalles, no

a la percepción de la forma: mis ojos

nerviosos, atentos a mantener el equilibrio.


Qué dulce es mi vida ahora

en su descenso hacia el valle,

el valle no cubierto de niebla,

sino fértil y apacible.

Así que por primera vez me encuentro

capaz de mirar hacia adelante, capaz de mirar al mundo,

incluso de acercarme a él.



domingo, 7 de agosto de 2022

EL IMPACTO DE LA GRATITUD

 

Artista Georg Paulí

Louise Glück, poeta estadounidense, premio Nobel de Literatura 2020, muestra en su inconfundible voz  poética lo que la realidad esconde de la pérdida, el sufrimiento y la decepción, y lo hace desde el Yo personal valiente, entrelazando su propia biografía con la observación del mundo, en un lenguaje directo de lúcida sencillez.

Leí, no hace mucho, unas declaraciones suyas donde manifestaba desarrollar gratitud a partir de los desastres personales que le ocurrían. Así creó Octubre, una de los poemas, que  transcribo, de los que dice sentirse más satisfecha. Cuenta que surgió a partir de un traumatismo cervical que la tuvo en constante dolor y sufrimiento durante un largo periodo de cinco años. 

Este poema se lo dedico a aquellas personas que sufren accidentes y traumatismos, en cualquier ámbito de sus vidas, -entre las que me incluyo- cuya recuperación es larga y dolorosa, en el deseo que aporte luz de comprensión, hasta tal punto que el agradecimiento pueda o llegue a ser el motivo de su recuperación. 



Octubre

¿Es invierno otra vez, otra vez hace frío,
no acaba Frank de resbalarse en el hielo,
no se curó, no se sembró la simiente de primavera

no terminó la noche,
no anegó acaso el hielo al derretirse
los estrechos desagües,

no fue mi cuerpo
rescatado, no estaba a salvo,

no se formó la cicatriz, invisible,
sobre la herida?

Terror y frío,
¿no acabaron hace poco,
no está ya el jardín roturado y sembrado?

Recuerdo la sensación de la tierra, densa y roja,
en surcos bien derechos ¿no se sembró la simiente,
no trepó la parra por la pared del sur?

No oigo tu voz
por el viento que chilla y silba sobre la tierra desnuda.

Ya no me importa
cómo suene.

¿Cuándo fui silenciada, cuándo describir ese sonido
pareció por primera vez inútil?

Cómo suena no cambia lo que es.

¿No terminó la noche, no estaba a salvo
la tierra cuando fue sembrada

no plantamos nosotros la semilla?
La tierra, ¿no nos necesitaba?

Las parras, ¿se recogió su fruto?

 2.

Verano tras el fin del verano,
bálsamo tras la violencia:
no me hace bien
que se me trate bien ahora;
la violencia me transformó.

El alba. Las colinas resplandecen,
ocre y fuego, hasta el campo resplandece.
Sé lo que veo: un sol que podría
ser el sol de agosto y que devuelve
todo lo que ha sido arrebatado.

¿Oyes esta voz? Es la voz de mi mente.
No puedes tocar mi cuerpo ahora.
Se transformó una vez, se endureció,
no le pidas que vuelva a responder.

Un día como un día de verano.
Una calma extraordinaria. Las largas sombras de los arces
casi color malva en la grava del camino.
Y por la tarde calor. La noche como noche de verano.

No me hace bien. La violencia me ha transformado.
Mi cuerpo se ha enfriado como los campos desnudos.
Ahora sólo está mi mente, cauta y precavida,
sintiendo que la están poniendo a prueba.

El sol vuelve a salir, como en verano,
generoso, bálsamo tras la violencia.
Bálsamo tras la mudanza de las hojas, tras la siega
y el arado.

Dime que esto es el futuro,
no te creeré.
Dime que estoy viva,
no te creeré.

Louise Glück


martes, 19 de julio de 2022

POEMA PARA LUCIA




Poema en recuerdo de los diez días de verano que pasé en a Coruña en casa de Lucia, rodeada de sus cosas y de sus libros. Ella mientras, estaba en la mía, en nuestra casa de Sitges. Hace apenas nada que nos conocimos por un Chat asociado, fue por aquellas causalidades, que la vida te pone delante personas y cosas que estás buscando y necesitas, las que manejan su vida y la entienden como tu lo haces, con las que comunicarse es fácil y gratificante.

Como todo lo que es importante y bueno, no permanece, se  hace líquido y se escapa como el agua entre las manos,  pronto se desvanece la experiencia vivida  y pronto pasará a la página del olvido, no así en la piel, en la que habrá dejado una marca indeleble a modo de caricia y una sonrisa en nuestra historia particular y en nuestro rostro. 

Este poema inspirado en otro de K.Irribarren, es para ti Lucia, que se que me entiendes, no solo porque es tu oficio,  si no porque esa semilla que traías al nacer creció como la mía, en medio de mucha oscuridad. Y por eso damos gracias. 


POEMA PARA LUCIA

Te sientas en la terraza

en la mañana temprano,                                          

con una taza de café en tu mano,

o  quizás atardeciendo

te sirvas una cerveza tostada

fresca y espumosa.


A pocos metros de ti

unos pájaros revolotean y cantan

en lo alto de un pino,

niños y niñas juegan en la piscina

se tiran agua, chapotean

ríen, se pelean...

te llevas a la boca un saladito,

con la otra mano acaricias a chiqui

el, paciente, te escucha sinérgico y atento,

todo lo tuyo le interesa.

Le gustas.

Degustas, ensalivas,

respiras profundamente;

el placer está servido,

la lectura, 

la compañía, cómplice locura la tuya

con la de Rosa Montero

"El Peligro de estar cuerda":

yo, tampoco lo quiero.

Apuesto por el error,

aunque a veces suicida,

es más auténtico,

más valiente. 


Yo te leo a ti Lucia

te percibo íntegra, humana y entera,

no a cachitos,

me identifico con "la niña interior"

de la que tanto sabes y nos cuentas

y, entre medias

leo poesía

de otra alma desgajada

como la mía:

Karmelo Irribarren

otra voz disonante

por sincera, nada cuerda.


Aprovecha este momento

de transformación increíble Lucia,

todo en ti florece,

pronto será tiempo de recogida.

 

Cierra los ojos,

piensa:

"esto es lo más parecido a la felicidad"

luego cuando los abras

y veas un hombre sucio y descuidado,

frente a tu casa,

hurgando en las basuras

con un palo,

apresúrate a retirar deprisa

el contenedor de tu vista.


Elena Larruy


sábado, 11 de junio de 2022

LA FORJA DE UNA SONRISA




No todo el mundo nace con una sonrisa en la cara, como fue mi caso. Me esforcé en darlo todo sin ese atributo, para que las puertas se me abrieran más fácilmente y la vida fuera más condescendiente conmigo. Tanto me esforcé que acabé sonriendo cuarenta años, de ocho a tres de la tarde, empleada en un Banco del paseo de Gracia. El hecho forzado de mi ornamentada sonrisa al final tuvo su recompensa: me dio voluntad y carácter.  
Me enseñó que no es que me faltara la sonrisa en aquellos tiempos,  es que la auténtica, la genuina,  la tenía girada y sonreía para adentro. Con esa luz no tan contaminada iluminaba mi existencia. 
Los años, con su visión de larga distancia, nos dan conocimientos útiles y, respuestas definitivas. A la edad adulta que yo tengo ahora, sé con seguridad cómo se forja la sonrisa en la cara. Sé que hay varias de ellas, unas son naturales otras automáticas, otras forzadas. Me viene a la memoria grandes sonrisas como la de Blanca Fernández Ochoa, la de Verónica Forqué o la de Ivón Reyes a la que recientemente escuché decir, que su sonrisa era fingida, que el hecho espontáneo de su sonrisa lo había heredado de su padre, pero que la mayoría de veces tras esa sonrisa, se escondía otra: la Ivón temerosa e insegura. Su sonrisa era fingida, un escudo protector.
La sonrisa cuando no es de cortesía, muchas veces, no es más que una pose, un mecanismo de conveniencia defensivo, para mostrarnos más seguros ante los otros, para ocultar nuestros verdaderos sentimientos... También la seriedad puede ser otro mecanismo de defensa. Nada es lo que parece, una vez más.


LA FORJA DE UNA SONRISA

No fue fácil quererme 
por mi dulzura
ni mi voz párvula.
La chispa de mi gracia
no brilló en cielo abierto.
Ningún maestro
puso precio a mi talento.
Mi sonrisa fraguó
en enrejada forja
de silencios.

Tampoco yo quise
a cualquier precio,
ni ajusté a mi pecho
dolorido
abrazos huecos
Ni até más lazos 
que los justos.

Por fortuna fui amada
y quise sin voluntad
con la misma fortuna.

Me hice mayor
antes que niña
crecí deprisa
para ocuparme de ella
ea ea ea 
no estás sola
mi pequeña
le decía y le cantaba nanas
y la enseñaba a escuchar
otras voces en ella. 

Asumí el papel de una madre,
de quererla
de consolarla
de enseñarle todo cuanto sabía
hasta que por edad
me cogiera.

Aprendí en horas nocturnas
a improvisar remiendos
a conquistar deseos
a merecer cuanto me llegara,
Aprendí del dolor
y de las cosas feas
y empecé a soñar,
y a recoger su cosecha.

Con los desechos del vivir
construí una gran torre,
piedra a piedra,
para seguir viviendo
mejorada,
en mi fortaleza.
                                                           
Hoy la diosa Artemisa que fue
se desmiembra
como un busto griego
en un jardín de invierno.                          
Se ahoga por dentro
para que nadie la vea llorar,
para que nadie cercano
se vaya más lejos.

Siente la pérdida
y el derrumbe de sus formas.
Se dice que todo está bien,
se desmiente, se contradice
escribe para saber lo que piensa,
y se ausenta,
desaparece emboscada
en tristezas areniscas,
hacia el gran silencio.

Elena




martes, 19 de abril de 2022

TODA TÚ

Marc Chagall


Para elevar el alma,
la poesía es necesaria
Edgar A. Poe


SÓLO TÚ MISMA EN EL ACTO

Extendida, carnosa, húmeda.
Un temblor sin lapso.
Sin equívoco.
Torbellino en torno de la flor de blando terciopelo, acorazonada, que nace del clima de tus piernas como un grito nocturno. Flor que se liba.
Sombra de flor. En la sinfonía ciega de las corrientes, lozana forma de mis manos sin ojos. Cuerno remoto de los rendimientos.
Llego navegando ondulaciones desesperadas. Soy dichoso.
¿Cuál es el color de esta fruición desencadenada, cómo llamarla, qué dios nos ha entregado esta conjunción? Me iré, Venus, me iré, pero antes quiero apurar la copa. Ahogar los límites mollares, sofocar los cerrojos albeantes, vencer la sombra leda de la desnudez, sacrificar el sonrojo numerado.
No me marcharé hasta que esta vegetal confusión de ondas no se haya cumplido. En tanto mi animal lamedor no esté sosegado.
Amo los blandos linderos de inefable tinte, ondulantes en la selva enana y espléndidamente libre que sobresale de tu cuerpo como mil vocecillas frutales, el letífico aroma, el muelle calor, el ansioso tremar. Toda tú, adunada por mareas geométricas, a mi piel. Toda presión, jadeo, huida, retorno, blancor, demencia. Nadadora. Extensión que amamanta mi vicio. Sombra del láudano bajo mi pesado tiempo.
No partiré sin llevar una hora feliz en la corola, giradora, vencida y celante de los ojos que como al sol te reciben.

Rafael Cadenas





sábado, 19 de marzo de 2022

LA VIDA DETENIDA




Alguna vez, de pronto, me despierto

Alguna vez, de pronto, me despierto:
Un dolor me recorre tenazmente,
un dolor que está siempre, agazapado,
por saltar, desde adentro.
Entonces tengo miedo.
Entonces, me doy cuenta que estoy sola
frente a mí, frente a Dios, frente a un espejo
lleno de mis imágenes,
de rostros polvorientos.

Estoy sola, pero siempre estoy sola:
Es lo único cierto.
El amor era un huésped,
la soledad es siempre el compañero
que permanece al lado, inconmovible.
Lo único seguro, verdadero.
Oigo mi corazón, vieja campana
que dobla y que golpea,
que rebota en las sienes y en la nuca
y en la boca y los dedos.
Es cierto, tengo miedo.
Miedo de no poder gritar, de pronto,
de que ya sea demasiado tarde
para un ruego.
La costumbre ahoga las palabras
y alarga el desencuentro.
Ah, tantas cosas quedarán ocultas,
perdidas, sin recuerdo,
tantas palabras que no fueron dichas,
tantos gestos.

Unos dirán: Yo sé, la he conocido,
fue una ardiente rebelde,
se desolló las manos y la vida
por defender los que creyó más débiles.
Otros dirán: Yo sé, la he conocido,
era dura, malévola,
avara de ternura, con la boca
mostraba su desprecio.
Alguien dirá: Y cómo sonreía…
Qué importa
lo que vendrá después del gran silencio.
Claro que tengo miedo.
Así, en la madrugada
mientras algún dolor -un dolor, siempre-
va hincando sus agujas en mi cuerpo,
abro las manos en la sombra dulce
para atrapar mi soledad, de nuevo,
y me quedo a su lado, sin moverme,
con los ojos abiertos
la vida detenida.
Toda mi sangre es un temor inmenso.

Julia Prilutzky
Poeta nacida en Ucrania


LA DESOLACIÓN
LA PÉRDIDA
LA INCERTIDUMBRE
EL DESGARRO
EL LLANTO
EL VACÍO
LA FRUSTRACIÓN
LA HUIDA
LA TRISTEZA
EL DUELO
EL DOLOR
EL DESCONCIERTO
LA INMENSA HERIDA
LA DESPEDIDA
LA INJUSTICIA
LA SOLEDAD
LA SEPARACIÓN
LA DESESPERANZA
¿QUE MÁS LE CABE ESPERAR AL PUEBLO UCRANIANO?

 



martes, 11 de enero de 2022

ESTAMOS TOCANDO EL FONDO






«Y al fin reina el silencio.
Pues siempre, aún sin quererlo,
guardamos un secreto.»
G.Celaya


Impresionante confesión la de Gabriel Celaya descubriendo que no existe el hombre en este mundo, por insignificante. Su entorno lo reduce,  no le escucha, no le deja explicarse: miente su verdad, la silencia. Gracias a su rica y extensa obra poética conocemos secretos inconfesables, -porque la verdad asusta- nos desvela que con los triunfos recogidos a lo largo de la experiencia vivida debemos ir construyendo un refugio y cavar una tumba. Esa es la verdad de otro hombre íntegro y auténtico que vivio expandiendo su conciencia, metido para adentro: claro. Uno más. 



PASA Y SIGUE

Uno va, viene y vuelve, cansado de su nombre;
va por los bulevares y vuelve por sus versos,
escucha el corazón que, insumiso, golpea
como un puño apretado fieramente llamando,
y se sienta en los bancos de los parques urbanos,
y ve pasar la gente que aún trata de ser alguien.

Entonces uno siente qué triste es ser un hombre.
Entonces uno siente qué duro es estar solo.
Se hojean febrilmente los anuarios buscando
la profesión «poeta» —¡ay, nunca registrada!—.
Y entonces uno siente cansancio, y más cansancio,
solamente cansancio, tiempo lento y cargado.

Quisiera que escucharais las hojas cuando crecen,
quisiera que supierais lo que es abrirse el aire
creyendo que uno colma de evidencia el instante
con su golpe de savia y ascendencia situada,
quisiera que pensarais después de tanto esfuerzo
que esa gloria y sorpresa fueron luz, fueron nada.

Lloraríais conmigo la lágrima o la estrella,
lloraríais verdades de temblor transparente,
caeríais como gotas de lo espeso afligido
y en lo pálido y liso diminutos tambores
sonarían al paso de los números neutros
como largos sumandos de implacable cansancio.

Lloraríais, y, ¡ay!, lloro, yo, plural, yo, horadado,
desalmándome lento, sintiendo ya los huesos
que, sueltos, se golpean, y al fin, desencajados,
baten, baten, aventan —polvo y paja— mi vida.
Lloraríais si vierais cómo pienso en vosotros.
Lloraríais, y, ¡ay!, lloro, lluevo amén mi fatiga.

Da miedo ser poeta; da miedo ser un hombre
consciente del lamento que exhala cuanto existe.
Da miedo decir alto lo que el mundo silencia.
Mas ¡ay! es necesario, mas ¡ay! soy responsable
de todo lo que siento y en mí se hace palabra,
gemido articulado, temblor que se pronuncia.

Pensadlo: ser poeta no es decirse a sí mismo.
Es asumir la pena de todo lo existente,
es hablar por los otros, es cargar con el peso
mortal de lo no dicho, contar años por siglos,
ser cualquiera o ser nadie, ser la voz ambulante
que recorre los limbos procurando poblarlos.

A través de mí pasa: yo irradio transparente,
yo transmito muriendo, yo sin yo doy estado
al hombre que si mira parece que algo exige,
y simplemente mira, me está siempre mirando,
y esperando, esperando desde hace mil milenios
que alguien pronuncie un verso donde poder tenderse.

Sonámbulos acuden a mí los que no saben
si sufren o si sólo por no muertos del todo
aún siguen suspirando sin encontrar su forma,
su expresión absoluta, su descanso y mi olvido.
Y como quien conjura fantasmas yo pronuncio
palabras en que dejo de ser quien soy por ellos.

Cuando grito, no grita mi yo para decirse.
Cuando lloro, quien llora dentro de mí es cualquiera,
y es tan sólo en los otros donde vivo de veras.
Mis cantos son los cantos rodados que una mansa
corriente milenaria suaviza y uniforma,
y el murmullo del agua los va deletreando.

¡Oh jóvenes poetas!, mirad, estoy llamando,
hundido en ese fondo que aún no ha sido expresado
de los muertos y el muerto que yo sumo al fracaso.
Decid lo que no supe, lo que nadie aún ha dicho.
Yo cumplí lo que pude, pero todo fue en vano,
y hoy me siento cansado —perdonadme—, cansado.

No me hagáis preguntas. Cantad cara al mañana
lo común de la sangre, lo perpetuo y corriente.
No, al solo yo atenidos, penséis que vuestra muerte
es la muerte sin vuelta y el fin de vuestro anhelo.
Mientras haya en la tierra un solo hombre que cante,
quedará una esperanza para todos nosotros.



CUÉNTAME COMO VIVES

(Cómo vas muriendo)

Cuéntame cómo vives;
dime sencillamente cómo pasan tus días,
tus lentísimos odios, tus pólvoras alegres
y las confusas olas que te llevan perdido
en la cambiante espuma de un blancor imprevisto.

Cuéntame cómo vives.
Ven a mí, cara a cara;
dime tus mentiras (las mías son peores),
tus resentimientos (yo también los padezco),
y ese estúpido orgullo (puedo comprenderte).

Cuéntame cómo mueres.
Nada tuyo es secreto:
la náusea del vacío (o el placer, es lo mismo);
la locura imprevista de algún instante vivo;
la esperanza que ahonda tercamente el vacío.

Cuéntame cómo mueres,
cómo renuncias —sabio—,
cómo —frívolo— brillas de puro fugitivo,
cómo acabas en nada
y me enseñas, es claro, a quedarme tranquilo.



PACO IBAÑEZ INTERPRETA
lA POESÍA ES UNA ARMA CARGADA DE FUTURO DE G.CELAYA


ESTAMOS TOCANDO EL FONDO, ESTAMOS TOCANDO EL FONDO...

miércoles, 19 de mayo de 2021

COMO ESTAR MUERTO

 




SIN ALIENTO EN LAS VENAS

 

ni música en la sangre

Ser un hombre plano

como una partitura sin notas

como un calendario sin días de fiesta

como un retrato sepia   

como una cerilla sin leña  

como una mirada de piedra   

como una voz sin cuerdas    

como una piel de ballena

como un oído planchado  

como un corazón con rejas

como un sabor a palo seco

 

como un desierto de arena

donde nunca ir a por agua

ni de visita

ni a por leña.

 

Ser un hombre plano

inclinado

en lo recto

significa no tener “bisagras”  

ni conjeturas

ni una carcoma de duda,

es dejar que los gusanos     

mueran.

 

Es

yacer

en una caja

 

de la misma hechura.

miércoles, 5 de mayo de 2021

ESE MOMENTO SALVAJE

                                         


             Poética Erótica de Elena Larruy




Poema inspirado
en la poesía erótica
de Carilda Oliver


ESPERANDO TU ASALTO

Yo sé
que la guerra hoy es probable

que te tiemblan las piernas
que apuntas al cielo con tu arma.

Aguardaré tu cerco
en el lugar donde se inmolan las gatas
con los senos desnudos,

maullaré con fuerza
esperando tu asalto.

No tengo miedo de tus balas
tus batallas no me asustan.






MENÚ FESTIVO

De entre las frutas sabrosas
que a los postres nos esperan
en la mesa del deleite

melocotones
plátanos
fresas
peras.

Descartadas las manzanas,
de entre todas
yo prefiero
ese momento salvaje de

león come a gacela.




sábado, 17 de abril de 2021

OLVÍDATE DE SER ALGUIEN




Poética (o consejos a un joven poeta)

Trabaja y calla. No pidas. No llames. No cejes. No llores. No mendigues jamás lo que mereces. No escribas a quienes no quieren conocerte. Escribe solo. Olvídate de ser alguien. Estás solo y solo has de llevar a cabo tu trabajo. Eres nadie. Eres un náufrago. Arroja, si lo deseas, tus mensajes al mar, y olvídate de esperar una respuesta. No hay respuestas. Entrégate día y noche, en cuerpo y alma, al amor, a la vida, a la poesía, y lo demás que venga si ha de venir, o que no venga. Olvídate del mundo. Olvídate del siglo. Aleja de ti las pantallas. No publiques hasta que alguien no venga a pedirte tu libro. Y si no viene, nada, prepárate a morir, a ser inédito, a ser leído solo después de muerto, o nunca. La fama no te sirve para escribir mejor. A menudo sucede lo contrario. Lee, escribe, vive, sé feliz, haz feliz, canta. Y calla. Recuerda las palabras de Platón: Lo mejor para la sed es el silencio.




NOMBRES BORRADOS

La mente no es un lápiz para tomar apuntes,
es una goma de borrar.

(Marko Vesovič)


Mi padre fue perdiendo poco a poco el lenguaje.
Y empezó por los nombres. Lo primero
que olvidó su cerebro no fueron los adverbios
ni los pronombres ni los adjetivos,
como uno estaría tentado de creer,
ni las motas de polvo de las preposiciones,
sino los sustantivos.

La manzana dejó de ser manzana,
el vaso pasó a ser eso,
y quienes se acercaban dejaban de llamarse.

La muerte comenzó su labor minuciosa
robándole los nombres,
borrándolos, poniendo
en su lugar un esto o un aquello,
un dame, un balbuceo, un gesto de la mano.

Lo último que se pierde son los verbos,
los verbos que se mueven en la sangre
como si fuesen peces
hasta que acaba el mundo,
hasta que ya no puede el cuerpo con su alma.

Los adjetivos son afectuosos,
visten de amor lo que miran
y por eso perviven.

Pero los nombres se esfuman.
Y la sustancia de los sustantivos
es agua de borrajas, niebla, torres de humo.

La manzana deja de ser manzana.
Yo dejo de llamarme
La palabra dolor no significa nada.




YO QUE TÚ

Yo que tú me amaría, llamaría,
no perdería tiempo, me diría que sí.
No dudaría más, escaparía.
Daría lo que tienes, lo que tengo,
por tener lo que das, lo que me dieras.
Me soltaría el pelo, lloraría
de gozo, cantaría descalza, bailaría,
le pondría a febrero un sol de agosto,
moriría de gusto, no pondría
ningún pero a este amor, inventaría
nombres y verbos nuevos, temblaría
de miedo ante la duda de que fuese
sólo un sueño, me iría
para siempre de ti, de allí, conmigo.
Yo que tú me amaría.
Me diría que sí, me faltaría
tiempo para correr hasta mis brazos,
o al menos, qué sé yo, respondería
a mis mensajes, a mis tentativas
de saber qué es de ti, me llamaría,
qué va a ser de nosotros, me daría
una señal de vida, yo que tú.




PALMERAS

Nacemos de la sed. Somos palmeras
que van creciendo a fuerza de perder
sus ramas. Nuestros troncos son heridas,
cicatrices que el viento y la luz cierran,
cuando el tiempo, el que hace y el que pasa,
ocupa el corazón y lo hace nido
de pérdidas, erige
en él su templo, su áspera columna.

Por eso las palmeras son alegres
como los que han sabido sufrir en soledad
y se mecen al aire, barren nubes
y entregan en sus copas
salomas a la luz, fuentes de fuego,
abanicos a dios, adiós a todo.

Tiemblan como testigos de un milagro
que sólo ellas conocen.

Somos como la sed de las palmeras,
y cada herida abierta hacia la luz
nos va haciendo más altos, más alegres.

Nuestros troncos son pérdidas. Es trono
nuestro dolor. Es malo
sufrir pero es preciso haber sufrido
para sentir, como un nido en la sangre,
el asombro de los supervivientes
al aire agradecidos y estallar
de alta alegría en medio del desierto.






sábado, 10 de abril de 2021

LO QUE DICES DE MÍ ME DEJA SOLO

Para el Poeta madrileño Jesús Aguado un  libro de poemas es un plan de fuga puesto en práctica para escapar de una cárcel diferente, porque la poesía es sobre todo: liberación. También sostiene que para ser un buen poeta antes hay que haber aprendido a fugarse de muchas prisiones: la del Sentido, la de la Historia, la del Cuerpo, la de la Sociedad, la del Yo, la de la Ideología. Ese carácter de búsqueda de identidad y aceptación de la poesía la convierte en primordial.  ¿No te has preguntado en que cárcel andas metido tú ahora?. En todos nosotros hay un poeta con la voz dormida. La poesía puede ayudarnos a despertarla. Con la palabra podemos inventarnos, construir nuevas estructuras, modelar lo que queremos ser, hacer del  espacio y el entorno donde vivimos un lugar más habitable y hospitalario. La poesía y el amor nos liberan. Adelante  ¿A qué esperamos?.





LO QUE DICES DE MI un poema de Jesús Aguado


Lo que dices de mí:
un extraño camino que nunca he recorrido,
un camino que enlosan tus palabras
y que si miras bien se corresponde
con una de las líneas de tu mano.

Lo que dices de mí
eres tú misma,
eres tú de repente bifurcada,
una parte de ti que se queda a tu lado,
otra parte de ti que se viene conmigo.

Lo que dices de mí va borrando mis huellas

Lo que dices de mí me prepara emboscadas.

Lo que dices de mí
es saliva y es tierra que amasas para darme
figura de caballo, figura de montículo,
figura de lunar, figura de tu espalda,
figura de cualquiera de mis dedos
cerrando uno por uno todos tus orificios
(más saliva y más tierra que coges para darme
figura de cabaña, figura de murciélago.

Lo que dices de mí
es mentira que acierta a decir la verdad.

Lo que dices de mí
se acuesta junto a mí donde estaré,
se acuesta junto a un hueco que llama por mi nombre
y al que besa y aplasta hasta que nazco.

Lo que dices de mí
es telaraña, es red, pero tú no las tensas,
pero nadie las tensa pues nadie está al acecho,
es red, es telaraña frenando una caída
que no se ha producido.

Lo que dices de mí me desconoce
del modo más perfecto imaginable,
me desconoce más que el desconocimiento
que me tienen las vetas de una mina,
que me tienen los kraken,
que me tienen las aguas cenagosas,
que me tienen los cientos de tejados
que guarda el huracán en su gruta secreta.

Lo que dices de mí se va probando mundos.

Lo que dices de mí me multiplica.

Lo que dices de mí estira mis pulmones,
catapulta mis ojos,
despierta a los caimanes de mi sangre.

Lo que dices de mí me acelera y me vuelve
más lento.

Lo que dices de mí no lo dices de mí,
no lo dices siquiera, no soy yo,
es raíces de un árbol cuya fruta
se deshace en tu boca y la refresca,
es un malentendido que tu voz
provoca en nuestro sexo

(el fosfeno y la noche es lo que dices
cuando dices de mí no importa lo que digas.)

Lo que dices de mí no son tus opiniones,
es el dulce apagón de la conciencia,
es la locuacidad de lo que existe,
es un puente colgante entre nosotros,
son ardillas que roen las cuerdas de ese puente,
son cáscaras de nueces, un arca abandonada,
maderos embreados que alimentan el fuego
de un náufrago asustado.

Lo que dices de mí
es estaca que busca
con avidez al ávido corazón de ese muerto
que ronda mis castillos y se duerme en sus sótanos,
ese muerto no muerto que llamamos amor.

Lo que dices de mí no necesita
de mí para encontrarme.

Lo que dices de mí no se viene conmigo
a menos que yo firme una página en blanco.

Lo que dices de mí lo dices simplemente
con estar en el mundo, lo dice tu deseo,
esa energía pura que hace pasar las nubes.

Lo que dices de mí
obliga al horizonte
a tenderse a tus pies y lamerte sumiso.

Lo que dices de mí se escribe en las paredes
con tizones calientes de tus muslos.

Lo que dices de mí
es la jaula y el mapa
en el acto preciso de aprender
a vendarse los ojos y saltar al vacío.

Lo que dices de mí me pone en marcha,
un loco mecanismo
de huesos astillados como sables
que va retando a duelo a todos los que dicen
que nunca has dicho nada de mí, que estás callada,
que un mutismo feroz te ha comido la lengua.

Lo que dices de mí
es manada de lobos
hambrientos y atrapados en páramos nevados,
lobos que se devoran entre aullidos
mientras hila la luna bufandas para el No.

Lo que dices de mí me traduce a un idioma
que aún no conocemos.

Lo que dices de mí me resucita.

Lo que dices de mí:
una orquesta sonámbula
de músicos que tocan concentrados
y miran sin rencor sus partituras
mientras todo el pasaje
ya abarrota los botes salvavidas.

Lo que dices de mí me deja solo.





miércoles, 7 de abril de 2021

ADIÓS A LA TRISTEZA

 


CON LUZ DE PRIMAVERA

  

En los caminos sin luz

donde perdemos la alegría

y la estrella que nos guía,

creemos morir de repente.

Un cuerpo helado

busca el abrigo

en el calor amigo

de un  abrazo confinado.

Mas al otro lado del hilo

otros cuerpos tiritan                     

rastreando la lumbre

que los desvista

del frío.

Perezosos los ojos

buscan

en un desierto sin vistas

parques amarillos

vuelos de gaviotas

fuentes cantarinas.

Huellas de vacíos

se adivinan

en todas las pisadas:

corazones sin pulso,

esperanzas bajo tierra,

alegrías prohibidas.

Mas la  tristeza

es natural y pasajera,

no es de dolor que está hecha

ni tan siquiera de materia,

es solo un estado inerte

temporal

que se asienta

tras la hoguera.

Nacerá de sus cenizas

la alegría en primavera

como el ave destruida

que se renuevo

como a la rama del árbol

cuando le asoman los frutos,

la alas, los cantos, las risas

La primavera y las cigüeñas

siempre vuelven

con flores y con vida.


Elena Larruy

viernes, 11 de diciembre de 2020

LILA, LA QUITA PENAS



Lila, «la quita penas»



En el rellano de mi escalera
vive Lila, puerta con puerta.
Apenas oye la mía 
su corazón  da un vuelco,
brinca, salta, me envuelve
con su locura
hasta hacerme suya.
Toma mi falda
como si de ella fuera.
La «quita penas»
vive al otro lado
con Adriana -su dueña-.
Me lame la cara
no dejo que haga y la riño,
entonces ella
va en busca de mi oreja.
Yo acaricio las suyas
y le rasco la barriga
-es con diferencia, lo que más le gusta-
Corren tiempos difíciles
para Adriana,
hace un par de años
que la primavera
no pasa por su casa.
Una pared separa su casa de la mía,
y un rellano, que atravieso cada día
para dejar un abrazo
y ponernos las dos al día.
Nos queremos
ella llora, yo más río
-pongamos que la vida 
está siendo  más generosa conmigo-
Lila insiste en reclamar para ella
mi abrazo, y claro está que lo consigue
mientras Adriana y yo nos contamos.
Cariñosa y lista como el hambre
"entiende idiomas"
"conoce todos las lenguas"
porque sabe que la quiero
busca mi boca.
Le explico
que no viene a cuento
tanta tontería
que apenas horas han pasado
desde la última vez que me viera,
pero ella no atiende a razones
cuando de si no son dueña,
la gobierna el corazón
lo mismo que a mi
me pasa con ella.

Adriana me cuenta
que Lila la consuela
le baja la fiebre
la hace reír sin ganas,
y sentir que no está sola;
es la que se acomoda a mi cintura en la cama
y me calienta en las frías noches
de este invierno tan largo,
la compañera leal
que vela y suspira por mi,
la mejor asistenta de mi corazón.

No hay llamada al orden
que contenga a la perrita,
que aquiete su entusiasmo,
así es Lila cuando está alegre y contenta.
Hay tardes cuando me ve
que no aguanta y se mea, 
entonces yo me enfado,
la riño y me pongo seria
muy seria, la dejo de hablar un rato.
¡Tuna ella!
me acerca la pelota en su boca
con las orejas gachas y su "cara de buena"
y me invita a jugar:
como no le hago caso
coge otro juguete
y me insiste
hasta que yo cedo,
y una vez más ella gana -por goleada-
Y es que el corazón de Lila
es ganador,
está entrenado para el amor.

Cuando mi amiga algún día
me pide que la saque de paseo
toma la correa y la pone en mi mano,
como el que dice: ¡ya es tiempo, vamos!
le digo que no   
que hemos de esperar. La «teje corazones»
tuerce el morro y la cabeza
me mira atenta
con sus ojos azabache
en medio de "una selva negra"
y espera que sea la hora. 
Mientras bajamos en el ascensor
la llamo guapa, preciosa
"eres mi luna" 
piropos corrientes
que a la «quita penas» le gustan,
porque mueve alegre su cola.

Lila desordena el corazón
de las personas,
lejos de ser un defecto, es un don:
los momentos grises
los colorea:
no sabe de tristezas
ni el dolor va con ella,
lo suyo es la alegría
la compañía, 
el jardín de su casa
donde Adriana se sienta cada mañana
a esperar que florezca para ella la primavera
y de nuevo regrese su Flor primera:
porque es tiempo de deshielo
porque a su corazón

ya le toca. 

Elena


martes, 1 de diciembre de 2020

MATERIA ECLÉCTICA

Te mando mi cariño Alena. Mujeres como tú le hacen falta a este mundo, recuérdalo cuando te sientas triste, herida, enferma en esta camisa estrecha que nos obligan a llevar, que tanto nos reduce y debilita. Este poema va dedicado a ti. Me siento orgullosa de mujeres como tú.

Úrsula K.Legin, Escritora

  

Soy feliz por estas  manos

que escriben, que pasan páginas

que sirven al amor.


Infinita y cambiante,

como un  paisaje en marcha,

voy y vengo por los caminos del mundo 

con una hoguera encendida en el pecho.


Como tú, estoy hecha 

de retazos y de costuras,

de amor, que sabe a albaricoque

madurado en el árbol:

de él  la flor que hila,

la rama que al aire teje

el drama del pétalo herido

en la hierba.


A pesar del frío, 

de la humedad de los tristes,

del desconche en las paredes

con meada de perro,

del debate político, del tráfico,

de la pesada hormigonera que arrastro,

                        vivir me gusta

en esta intemperie.


Corazón de ballena

ala de abeja, brizna, escombro, 

semilla, fruto, soplo

cúmulo nimbo.


Poeta, sí

poeta. 

Elena Larruy


sábado, 14 de noviembre de 2020

AFORISMOS DE JESÚS AGUADO

La poesía es mucho más que un género literario. Se debe diferenciar entre poesía y poemas. Poesía es una forma de mirar el mundo; vemos, leemos, escuchamos  poesía en la naturaleza, en las caras, en los objetos, en la música, en una pintura... El poema puede ser o no valioso, edulcorado y timorato, pero es la buena poesía la que nos abre las puertas y tiende puentes hacia lo humano. Hay una necesidad de recibir palabras con las que entenderse, palabras que nos descubran y poder compartirlas con los otros. Tenemos verdadera necesidad de esa unión.
Aquí os dejo reflexiones y aforismos en torno a la poesía del gran poeta y maestro Jesús Aguado, extraídas de su libro HERIDAS QUE SE CURAN SOLAS. Deseo que os gusten.

           «La poesía es o debería ser una propuesta de felicidad universal» 

Marc Chagall



La poesía es la más completa caja de herramientas inventada por el ser humano para armarse una existencia bella y digna. Sirve para tantas cosas que a veces parece no sirve para nada. Es un diccionario, una madre, un destornillador, una caricia, una alfombra voladora, un interruptor: todo y nada, en efecto la nada que hace que todo tenga sentido, el vacío sobre el cual se sostiene el mundo. 


Las preguntas son por lo general fruto de la inteligencia y de la humanidad mientras que las respuestas son, con demasiada frecuencia, zancadillas que las teorías les hacen a las personas.

La tarea última de la poesía es rescatar las palabras de la irrelevancia, la insignificancia y la inexistencia donde las ha confinado nuestro mundo y devolverles su dignidad, su libertad y su sentido.

Aquí: Un latigazo este adverbio que hace correr, como caballos asustados, sustantivos, verbos, adjetivos, signos ortográficos y espacios en blanco, y que pone a temblar a lectores y poemas porque intuimos que ahí, "aquí", nos jugamos la vida.

Hay que tener una gran fuerza y mucha determinación para talar la gramática de los viles, para echar abajo su sintaxis de dominación, para hacer leña de sus palabras hipnóticamente engañosas.

Por cada poeta en activo hay tres o cuatro que han sido borrados de la pizarra, apartados a empujones de este infinito sendero de galaxias que se bifurcan, poetas a los que algo, alguien, lo que sea, ha robado los mapas y el astrolabio, el deseo y las ganas. 

A medida que uno avanza por ciertos libros le queda la sensación de que las palabras se evaporan, de que se van condensando a causa de un calor que ponen a medias el texto y el lector. Palabras que se fugan a su origen después de iluminarnos, palabras que desaparecen para dejarnos dormidos entre las sábanas de las páginas blancas. La razón de ser de cualquier poema.

Escribir es, o debería ser, negarse a aceptar las directrices del centro, exiliarse del centro, borrar el centro.

Cualquier escritor es una suerte de inmigrante: un mestizo que extrae de los sufrimientos que le provoca esa impertinencia a cualquier centro su fuerza expresiva, sus imágenes, sus ideas, sus temas o sus personajes. 

Llevarse bien con lo pequeño, con lo que pasa desapercibido, con lo que se esconde, con lo que vive ensimismado. Puro amor que acoja dentro de sí una a una, y con delicadeza, las piezas dispersas del gran puzle del universo. Pero no para recomponerlo sino para evitar que alguien o algo lo haga. 

es aquí abajo donde se encuentra lo más alto, que nunca lo es más que un niño, un palo, una raya en la arena, una rana, un gato, cualquier persona, cualquier objeto.

Llevarse bien con las palabras parea que se desentumezcan, se limpien, se cambien de ropa, se resignifiquen y se abran.  

Llevarse bien con la luz que camina saltando de sombra en sombra. Y con lo que se mueve cuando se queda quieto. Y con lo que es lo que es pero menos, sin darse importancia, casi a ragañadientes. 

La poesía más que nunca: para poner paz, para alimentarnos en medio de tanta miseria, para hacernos rama, araña, barro, avispas, para devolvernos al mundo y hacerlo palabra en nuestra boca.

Una vez desactivado el vértigo feroz desencadenado por un poema, descansar en el pequeño universo de lo cotidiano. Y al revés.

Lo que hace la buena poesía es salirse de las preguntas acerca de la realidad, zafarse, como por tanto, de la red de definiciones que los discursos le arrojan encima a uno constantemente; los discursos de la realidad son gladiadores incansables y la mejor manera de librarse de ellos será convirtiéndose en el albero del circo. 

Vivir atentos a lo que se borra, a lo que no dura, a lo que existe para desaparecer.

La poesía es vivir atento.

La poesía es no permitir que nuestra alma (y tampoco el alma del mundo) se evapore.

La poesía es felicidad o no es nada.



«A una isla desierta me llevaría tu libro de aforismos Jesús. Gracias»

                                                                                                                   Elena Larruy


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