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lunes, 25 de enero de 2016

LA AMISTAD Y LA PAZ CRECEN CUANDO SE COMPARTEN

Amigos son aquellos extraños seres que nos preguntan cómo estamos y se esperan a oír la respuesta. Así es mi amistad con Rosa, a la que dedico este Post por su lealtad y ternura, con todo mi cariño




"La amistad es lo más noble y hermoso. ¿Qué puede haber que brinde más fuerza a nuestra existencia? Constituye el tesoro más preciado que nos brinda la vida. Uno podrá tener mucha fama o riquezas, pero la vida que se transita sin amistades resulta árida y desconsolada. Acaba siendo una existencia egocéntrica, orientada a desviarnos del camino correcto.”

Nacimos en este diminuto planeta situado dentro de un vastísimo universo, para compartir este preciso momento de la vida cósmica. Entre los cinco mil millones de personas que habitan esta Tierra, constituye un raro hallazgo encontrar a alguien con quien poder establecer un lazo humano transparente y libre de opacidad. Alguien con quien uno pueda expresarse tal como es, auténtico y sin temores, para gozar de una comunicación profunda, de corazón a corazón, sin tener que enredarse en explicaciones que todo lo complican.

En todos los casos, recuerden que la clase de relaciones humanas que se establezcan dependerá sólo de ustedes. No interesa ‘cómo son los demás con uno’, sino ‘cómo es uno con respecto a los demás’. Nunca sean esa clase de personas que sólo está en las buenas y desaparece en cuanto surge el menor contratiempo. Sean cuales fueren las circunstancias, por favor, permanezcan siempre junto a sus amigos, con lealtad invariable.

Las relaciones humanas muchas veces son como la imagen que nos devuelve el espejo. A veces, uno piensa: ‘Ah, si él fuese menos agresivo, yo podría abrirme más’, ‘si ella no fuese tan hostil conmigo…’. Pero, al mismo tiempo, esa otra persona también se está preguntando: ‘¿Por qué tendrá que ser tan cerrada? Si se abriera un poco más, yo podría hablarle de un modo más amable…’ De ahí la importancia de que sea uno mismo el que entable el diálogo. Si, a pesar de eso, los tratan con frialdad, consideren que la persona realmente digna de lástima es la que actúa de esa forma. Por supuesto, hay situaciones en que los sentimientos superan toda posibilidad de control. En el corazón se producen movimientos y cambios que, a veces, no conseguimos manejar. Entonces, ¿qué hacer? Mi consejo es que no cambien sus principios de rectitud, que mantengan firme su individualidad, con la postura de no transigir, aunque los demás cambien. Aunque los ofendan o los defrauden humanamente, tengan la fortaleza y la integridad de jurarse que jamás harán sentir a otros como les ha tocado sentirse a ustedes.

Las escrituras budistas revelan que el buda Shakyamuni siempre tomaba la iniciativa para dialogar. Uno necesita ser fuerte para sostener una vida de diálogo. Por otro lado, nadie puede estar totalmente a salvo de la traición; es parte de la vida.

Si bien uno se siente muy herido en sus sentimientos cuando le sucede algo así, tiene la posibilidad de entablar nuevos lazos de amistad con otras personas. Lo que no quisiera es que su corazón se cerrara y dejaran de creer en los demás. Es verdad que si uno no confía en nadie, tampoco correrá el riesgo de ser traicionado ni tendrá motivos para temer a la traición. Pero terminarán encerrando su vida en los estrechos confines de su propio mundo. En realidad, sólo el que ha pasado por los dolores más amargos puede abrazar a la gente con auténtica generosidad. Por eso no me canso de decirles que tengan fortaleza de espíritu. Y, si no, fíjense en el Sol: no toda la luz que irradia se refleja en las estrellas que brillan gracias a su luminosidad. También hay muchos rayos que llegan a lugares donde la luminosidad no tiene utilidad alguna. ¡Cuánta luz desperdiciada!, uno podría pensar. Pero el Astro Rey sigue inmutable, irradiando todo ese caudal de brillo sin escatimar nada. Alguien rechazará la luz de amistad que le ofrecen, por qué no, pero es probable que esa persona se aleje del camino de ustedes. Sin embargo, lo que quiero que rescaten es otro aspecto: que cuantas más luces ofrezcan a los demás, más brillará la vida de ustedes mismos. Lo importante es que sigan avanzando por el camino que hayan elegido transitar, sin pensar en lo que puedan decir los demás. Mientras se mantengan imperturbables, fieles a ustedes mismos, llegará un momento en que los demás comprenderán el sincero esfuerzo que han estado realizando. Además, ustedes cuentan con el tesoro más valioso, que es el poder del daimoku.

Seguramente muchos de ustedes han de tener compañeros que están sufriendo a raíz de enfermedades o de cuestiones familiares. Otros no podrán concurrir a clases por motivos diversos. Pero, en todos los casos, sean jóvenes de corazón amplio, capaces de orar y de invocar daimoku cuando sus amigos más lo necesiten. El daimoku es invisible, como las ondas telegráficas, pero infaliblemente llega al corazón de las personas. Orar es reflejar en el Gohonzon el sentimiento más íntimo y sincero, sin restricciones, en forma tan espontánea como el niño que instintivamente busca el pecho de su madre para amamantarse. El daimoku no debe hacerse por cumplir o por mera formalidad. Consiste en exponer al Gohonzon con toda sinceridad y franqueza el fiel sentimiento que puebla nuestro corazón. Si sienten tristeza, vuelquen ese sentimiento al Gohonzon tal cual lo viven ustedes. Si están sufriendo, dejen brotar ese estado de ánimo tal cual es. También es importante orar con una clara determinación, con el objetivo preciso de cómo desean desarrollarse o de cómo quisieran cumplir su misión. Otro punto primordial, aunque difícil de lograr, es tener suficiente magnanimidad de espíritu para orar por las personas que no les simpatizan o que no les caen bien. Sé que, al principio, les costará; tal vez no consigan llevar esta intención a la práctica. Sin embargo, a través del constante desafío, basado en una oración sincera, sin falta notarán un cambio, ya sea en uno mismo o en el otro; no importa. Lo cierto es que, al hacerlo, podrán abrirse paso hacia una relación más positiva. Es algo que han comprobado innumerables personas con su propia experiencia. Más allá de todo, el hecho de transformarse en personas capaces de orar por aquellos que no les gusten significará, para ustedes, la mayor de todas las fortunas.

La influencia que ejerce un amigo a veces es mucho más poderosa que la de los padres o cualquier otra persona cercana. Los buenos amigos, los que buscan permanentemente su propia superación y desarrollo, actúan como un incentivo para que uno mismo busque superarse en la vida.

Las amistades insuperables son las que se asientan en una profunda camaradería, en una convicción compartida, en las mismas nobles metas y en semejantes principios.

¿Quiénes están en condiciones de ser buenos amigos de los demás? Sólo las personas de convicciones, de espíritu autónomo, capaces de emprender la acción por sí mismas y de avanzar sin dudas por el camino que escogieron. Sólo esta clase de individuos podrán sentar las bases de una amistad verdadera. Los bosques de bambú tienen un encanto muy particular en otoño. Cada uno de los tallos se dirige, en línea recta y sin titubear, bien erguido hacia la bóveda celeste. Pero en la profundidad de la tierra, todas las raíces se entrecruzan y establecen contacto unas con otras. ¡Qué bella imagen! Como sugiere el bambú, la amistad auténtica no implica dependencia. Es una relación que marcha con la consigna de preservar la individualidad y la autonomía humana. Es una coalición de almas, firme pero invisible, entre seres humanos en pleno ejercicio de su autonomía. Por lo tanto, la amistad queda enteramente supeditada al modo de comportarse que cada individuo exprese en su vida particular.




Extracto de “La amistad y el enfoque de la vida que se forja durante la juventud”, perteneciente a la serie “Conversaciones sobre la juventud: Para los protagonistas del siglo XXI”, publicado el 23 de octubre de 1996, en el Koko Shimpo, periódico de la División de Estudiantes de Segunda Enseñanza Superior de la Soka Gakkai.



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