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jueves, 14 de diciembre de 2017

CUANDO LA PALABRA ENFERMA



Yo siempre he estado mucho más interesada en lo que pasa dentro que en lo de afuera, hablo por boca de mi misma, me lo recuerdo porque a veces hasta lo dudo. Lo de afuera  lo atendí mucho más que lo de afuera a mi, y contra más lo atendía más enmudecía: ¡tanta la falsedad, la mentira, la decepción y la trampa...! Casi todo lo que sé y tiene valor e interés,  desde que uso la razón,  lo he aprendido observando con todos mis sentidos y con la boca cerrada: actuando lo necesario hasta "desgañitarme los huesos y la esperanza".
No se si los demás aprendieron mucho o poco de mi, o nada,  pero yo si aprendí mucho de ellos. Contra más observaba y escuchaba, y contra más y más observo y aprendo mayor fue y es mi interés por decir nada: nada -hoy no cuenta-  y mucho menos de utilizar la palabra de la manera tan indigna como se la utiliza ahora.

La sordera en la calle, con tanto ruido y griterío, va en aumento, la necedad, los narcotraficantes del verbo, tantos los insultos, los insulsos de porexpan, los disparos de los francotiradores, las respuestas soeces, los listos  por turnos y temporada, los idiotas anónimos y las emociones tontas y refritas de mal gusto de tanto tonto en acción benéfica asistiendo la tontería.
Yo, que creía en la palabra, -aún no he perdido la esperanza en ella-  que ahora temo ser contagiada de estúpidas opiniones idiotas y tendencias de baratija al uso televisado: quincalla a granel en las redes, en los noticieros, en los juzgados, -"tan serios, ilustradas señorías, los letrados"- por los políticos de medio pelo y los calvos, por los implantados y por  los impostores de todos los oficios y colores.
Tantos tantos y requetetantos, tonteando con idioteces y debates basura cada día y por doquier, que esta mudez mía es cada día más grave. Porque digo yo que a lo mejor no es tan malo, que alguien calle para sanar la frase, el texto o el argumento y compense a la enferma y devaluada palabra de este mal trato, -en boca de tramposos, analfabetos funcionales y de idiotas al cuadrado-.

Reitero la mudez para estas fiestas, que es como me quedo yo de momento, pero solo de momento, a ver si cae del cielo la lucidez con los polvorones y dignifica la palabra en todas las bocas enfermas y sucias, y a mí se me va esta afonía.


Elena Larruy


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