lunes, 10 de septiembre de 2018

TRÁNSITOS DE OTOÑO




Un poema de Elena Larruy



T R Á N S I T O S   D E   O T O Ñ O



De los árboles llueven

doradas mariposas,

tapizan el jardín de añoranzas

con manto mudo de alas secas

tiempo ocre de mudanzas

de vivir hacia adentro,

vaciado el corazón

de resentimiento y de quejas.


Hueco de razones

descansa lo que nos parece muerto,

hiberna en su ciclo,

late entre sus velos,

en el lugar eterno del instante

sin nada percibir

nuestros torpes oídos

nuestra mirada ciega.


Obedecen las partes

a un concierto orquestado

de silencios,

de mudas consignas

de una inteligencia nata

siempre activa.


Lo intuye el corazón,

la araucaria,

las montañas en oración perpetua,

afines al Dios

que las dota

de sentido y de paciencia;

también lo saben los prados,

su hierba,

la ameba y su descendencia,

el tronco del manzano,

la flor abierta del almendro,

la hoja de la parra,

los nervios de la piedra
que despierta,

las adelfas,

lo presiente la hormiga,

el colibrí lo acepta...

y se marchan,

saben que nada

en la naturaleza muere,

tan solo transita y cambia,

muda su ropaje viejo

en movimiento peregrino

de huida

persiguiendo la vida.


Emprenderán los sueños

su vuelo de cigüeñas,

gestarán en su nido

pensamientos blancos

al abrigo de un tiempo

de quietud necesario

que espera su momento.


Desovará en primavera

la abeja reina,

desperezaran las obreras su vuelo,

avanzaran a la flor primera

que amorosa las cautiva y espera

para ofrecer su néctar.


Al temblor de su arrullo,

declinando marzo,

presenciarán en su tallo,

sin extrañeza,

el audaz despertar de las crisálidas

cumpliendo el plan

que el universo les encomienda

sin preguntarse ninguna

cuál es su nombre

ni por qué le crecen las alas.










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