jueves, 28 de junio de 2018

EL EJEMPLO DEL AMOR

Cuentan de este niño japonés que cuando tenía once años  le ofreció a su profesora de música una partitura cuya compleja estructura musical era imposible pudiera venir de su cabeza. Ese prodigio tenía de extraño no tanto la temprana edad como la enfermedad de hidrocefalia severa que padecía desde su nacimiento, el autismo que desarrolló como consecuencia de ese daño cerebral y las intervenciones a la que fue sometido nada más nacer. Los médicos advirtieron a sus padres que su niño estaba destinado a ser un vegetal y que la mejor decisión era que lo dejaran morir. El padre Kenzaburo Oe, premio nobel de literatura en 1994 y la madre Yukari Itami se apoyaron mutuamente y decidieron sacar adelante a ese hijo.


Antes de seguir leyendo recomiendo dar al play para escuchar su música y dar sentido a esta historia.



El niño padecía una aguda discapacidad, apenas hablaba, tenía problemas de desarrollo y psicomotricidad, trastornos epilépticos, no desarrollaba, su visión era limitada. A la edad de seis años apenas articulaba unas pocas palabras.
Un día sus padres observaron como le llamaba la atención el canto de un pájaro al que intentaba imitar, le compraron cintas de pájaros para que las escuchara y fue así que aprendió a distinguir sus diferentes sonidos. Se abrió una puerta de esperanza que más tarde le daría voz a sus sentimientos.
Muchos fueron los momentos de desesperanza y desánimo de estos padres, pero nunca dejaron de luchar por su hijo. Cuentan que aprendieron valiosas enseñanzas de Hikari y que el dolor les hizo comprender muchas cosas, dando un sentido a sus vidas. Ese pesar gradualmente se convirtió en un gran regalo. Una gran parte de la obra literaria del padre estuvo inspirada en su hijo,  al que intentaba poner voz a través de su escritura. La madre amante de la música fue la que le había buscado una profesora que le enseñó solfeo y fue a través de ese conocimiento que Hikari pudo expresarse.
Hoy Hikari Oe cuenta cincuenta y cinco años, y los tiene gracias al amor y la perseverancia de sus padres que obraron con tesón y generosidad, sin otras consecuencias que las que cabe esperar de un ejemplo como el de estos padres.  

Elena


Trata a un ser humano como es y seguirá siendo lo que es,  pero trátalo como puede llegar a ser y se convertirá en lo que está llamado a ser.  Goethe






 


martes, 26 de junio de 2018

EN LAS BANDERAS OTROS PAISAJES



Artista Simón Bull



Acabo de leer la entrevista que el periodista Jesús Fernandez Úbeda le ha hecho al dibujante y humorista gráfico Andrés Rábago -El Roto-  donde decía entre otras cosas "Ni voy detrás de una bandera ni quiero que nadie vaya detrás de mí" Viene a cuento pensar en el término seguidores, tan de moda en las redes sociales. Seguidores en gran medida de naderías, modas y tendencias impuestas por la dictadura influencer del momento. 
Las banderas nos representan, hondean llevando un mensaje en forma de pertenencia o de idea, tienen seguidores. Definen un territorio de clase, de condición, de pensamiento que las hace diferenciarse de las otras. En la de tres colores como la bandera republicana se puede interpretar un simbolismo, me decía mi amigo Vladimir, la aceptación y la convivencia, en el sentido de diálogo y entendimiento. En la bandera de la comunidad GAY -LGTB-  la lectura de los seis colores viene a representar  la convivencia de la pluralidad y la diversidad, y así en cada una de ellas  podría explicarse los atributos que la definen o se le otorgan.
Las banderas como los lazos son símbolos de identidad, representan a comunidades y a ideales. No siempre  nos representan, yo puedo ser española, pero puede no gustarme los atributos que se asignan a esa bandera, que en teoría me representa: patriotismo, sentimiento de orgullo de nación, españolismo etcétera, como tampoco tendría que identificarme con la letra que algunos le han puesto a su himno. Ese símbolo de orgullo que es para muchos la bandera, hablo en general,  invita a la diferenciación, promueve ideales y sentimientos populistas, ondea viejas consignas en tiempos nuevos y acostumbra a utilizarse para agitar y oponer -No soy como tú, soy diferente, tengo más valor, más clase que tú.
Es en este sentido que no me gustan los trozos de tela coloreados representando a derechas, izquierdas, comunistas, republicanos o del color político que sean. Hoy ya no sirve hablar en términos de comunismo, marxismo, derecha o izquierda.  Hoy hemos de hablar con propiedad en términos de decencia, honestidad, progreso y humanidad, esos son los valores que deberían ser  aireados, no otros.
¿Para qué quiero una república si un dictador con bigote  puede ser elegido  presidente de la misma?  ¿Porque vamos a pensar que los socialistas que gobiernan ahora o los que están pensando en salir elegidos lo van a hacer mejor que los que nos han gobernado los últimos años? si las reglas del juego político son las mismas de siempre, y los tiempos y los ciudadanos y sus circunstancias otras, nada cambiará, todo seguirá igual, por lo tanto no quiero símbolos ni consignas del pasado de dudoso valor que no se planteen nuevas estructuras de orden político y social.  
Pero hoy como ayer tampoco lo haremos posible,  porque los que hemos vivido esos treinta años adultos de los que  Schopenhaguer dice que uno actúa con lucidez y conocimiento hasta llegar a saber, pero entonces se hace  viejo, los que vienen detrás,  creen que saben más y lo harán mejor y volveremos todos a empezar de nuevo con los que están aprendiendo.  Ellos son ahora los que marcarán las consignas, cambiaran las normas de convivencia, las leyes, los acuerdos, los pactos y las políticas, todo a corto plazo, lo que dura una legislatura, para su satisfacción, el tiempo necesario para asegurarse una buena hacienda y unas cuantas medallas. Pero cuidado, antes muchos de los que agitan banderas patrióticas les habrán ayudado muy probablemente a que así sea. La historia y los errores se repiten por que en la base no se cambia nada sustancial. Las clases dirigentes así lo acuerdan, su fundamento principal es el dinero y el poder para conseguir sus fines.
De carne y hueso han de ser las banderas. Hombres y mujeres limpios, que representen las condiciones de una conciencia progresista de futuro, de servicio y honestidad.  

 Elena






jueves, 21 de junio de 2018

LA VERDAD EN NUESTRO ROSTRO





Enciendo el ordenador después de muchos días sin hacerlo y me encuentro con un poema de Félix Grande, fallecido hace cuatro años, me intereso por su personalidad y lo busco. Inicio mi viaje, lo escucho en un vídeo donde se explica lento, muy lento. Agradezco la lentitud de sus palabras que me permiten pensar y observar sus gestos. Empieza la exposición hablando de como debería ser la hoja de presentación de un conferenciante invitado cómo él: "se acostumbra a hablar de la relación de sus victorias y aciertos, sus premios literarios, las ediciones de sus libros, etcétera, dice, creo que no es del todo cierto, continua, la experiencia de mi edad me hace dudar de lo que parecía cierto y no lo era. Creo que el verdadero curriculum vitae sería entregar una página en la que estuvieran enumeradas las derrotas: nuestro verdadero rostro lo dibuja mejor. La enumeración de nuestros fracasos, de nuestras tinieblas, de nuestra oscuridad, de las noches sin dormir (...) porque que otra presentación mejor que la del rostro recoge todo eso, acaba diciendo". En el verdadero curriculum vitae no debería faltar aquella noche que nos pasamos pensando cómo nos habían humillado y no supimos responder a aquella humillación, aquella vez que alguien nos amaba y dejó de amarnos, o peor que nosotros dejamos de amar a alguien que nos amaba, aquella tentativa que no se pudo cumplir, todo aquello que nos confesamos a solas y de madrugada.
Paro el vídeo y reflexiono sobre las palabras que acabo de escuchar y sí, me parecen del todo acertadas. Las huellas impresas en nuestro rostro, las señales de las que habla el poeta Extremeño las aprecio en mi cara y en la cara de los otros, que son mi espejo. Esa es la verdad más elocuente de nuestra identidad, la que nos presenta ante los otros con la autenticidad que los méritos académicos y las victorias obtenidas no cuentan. 

Os dejo aquí un excelente texto de Félix Grande que habla de como el gran Antonio Machado dibujó nuestro rostro.

                                                                                                  Elena

martes, 19 de junio de 2018

EN LA MANO POESÍA

Cuando era pequeña recuerdo la mano de mi padre sujetando orgulloso la mía. Ahora que solo es un recuerdo y llevo en ellas poesía, ahora que me hago mayor, me pregunto: ¿cuándo crezca la implacable vejez en este cuerpo, qué mano la acompañará? ¿habré resuelto mis perdones, mis silencios de libro abandonado, mis impulsos justicieros? ¿Seguirá mi compañero al otro lado de la cama agarrado a mi cintura, o al pasar la mano por ella solo acariciaré el tacto frío de la sábana? Y cuando así sea y todo desvanezca, ¿se me habrá muerto la poesía? 





Un poema de Felix Grande


Para envejecer juntos

Para envejecer juntos nos cogemos las manos,

yo miro tu sonrisa, tú miras mi tristeza;

irán saliendo arrugas en mi alma y tu cabeza

y canas sobre nuestros espíritus humanos;

idéntica vigilia caerá en nuestras historias:

ver al tiempo ir cerrando una a una las ventanas,

me sonreirás lo mismo que todas las mañanas

y será como un ramo de flores mortuorias;

tú eres ese recuerdo que he de tener un día,

yo soy esa nostalgia que poblará tu frente

cuando ya sea un anciano, amada, anciana mía;

pienso en ese futuro tranquilo y arrugado

como en dos viejos libros que ya no lee la gente,

con tanto como habrán, en silencio, aguardado.




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