viernes, 13 de abril de 2018

EL SALVOCONDUCTO

Te regalo poesía como salvoconducto, como arma antiaérea protegiendo la vida, como la plegaria de una madre Siria, hoy y desde hace siete largos años pidiéndole al cielo que los proteja del infierno que están viviendo. 


Escultura Christopher David White



CON LA AYUDA DE HÖLDERLIN




El mes de mayo del noventa y nueve 

los belgradenses se hacían los astrónomos 
y escrutaban el cielo. 
El suelo explotaba, temblaban las piedras 
más aún que los viejos, los perros o los niños. 
Las bombas de grafito habían cortado la electricidad, 
en la oscuridad la fraternidad aumentaba. 
“Donde existe el peligro, crece 
también aquello que puede salvarnos.” 
(Wo aber Gefahr ist, wächst / das Rettende auch.)
El poeta no estaba en Belgrado aquel mes de mayo, 
estaba muerto desde hacía siglo y medio, 
pero sus páginas sí, se encontraban en mis bolsillos 
como arma antiaérea, como salvoconducto. 
En la guerra las palabras de los poetas protegen la vida 
junto a las plegarias de una madre. 
En una guerra los huérfanos y quienes no tienen un libro 
están al descubierto.


Erri de Luca

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